3.5.22

La porfía es una cualidad. O por qué no debemos rendirnos, cuando lo correcto sería hacerlo.

Cuando empecé en Blogger, allá por el 2012, esto de los blogs literarios estaba en boga. Yo era una más de un centenar de blogs en español, y me contentaba con tener este rinconcito donde subir mis comentarios sobre mis últimas lecturas, el que además me permitía interactuar con aquellas personitas que fui conociendo aquí. Después, comenzó el salto a Youtube, y muchos nos mantuvimos acá, resistiéndonos a aquel cambio tan radical. Más tarde, llegó Instagram, y mi esporádica pasión por la fotografía me llevó a dedicarle esfuerzos también a un rincón propio en aquella red social.

Verán, siempre creí que escribía reseñas para mí, cuando la verdad es que nunca escribimos sólo para nosotros mismos. En el mundo literario, escribes para que te lean. Y para que la persona al otro del papel (o de la pantalla, si somos exactos en este caso) sienta algo. En esto de los blogs y las plataformas varias, ese algo es la necesidad de interactuar. Esperamos una respuesta. Una crítica. Un comentario.

Al principio, me satisfacía publicar. Podía decir "soy bloguera", "soy bookstagramer" sin acomplejarme. Después, vinieron las inherentes comparaciones... y las decepciones. Sí. El ego es algo que todos tenemos. Pero más que ego, me desanimaba el cambio a pasos agigantados, la incapacidad de ir a la par de los demás, la mínima respuesta de aquellos seguidores que perseguía con ahínco.

Y después de aquello, llegó el cansancio, y el desinterés. Por la lectura (algo doloroso, porque sigo amando leer, y no quiero abandonar los libros), y por este mundillo que ha mutado en algo que ya no reconozco, una vorágine de novelas de moda, lectores que acumulan lecturas y libros de manera estratosférica, plataformas que no me interesa explorar (te hablo a ti, Tik tok). No solo eso, llegó la adultez, con sus responsabilidades, sus horarios, sus ritmos, y su cansancio propio. Siempre había tiempo para leer, sólo no me daban las fuerzas. Era más fácil dedicarle esas horas a la semana a nuestra querida y odiada procastinación. Y para qué estamos con cosas, la pandemia sólo agudizó el problema. 

El tema es que han pasado más de 10 años desde que abrí el blog, y simplemente me resisto a abandonarlo. Lo que debería hacer es cerrarlo, admitir que no tengo tiempo ni ganas que dedicarle a este lugar. Pero, ¿saben qué? Una parte de mí, terca, obstinada, no quiere. Considera que no debe dejarse vencer por el desánimo, y que esto es sólo una etapa. Ya volverá el interés, ya volverá la pasión por la lectura, cuando era capaz de leer 100 libros al año.

Es mentira, por supuesto. Eso no volverá. No soy la persona que era hace 10 años, ni hace 20. La vida nos va exigiendo, formando, torciendo. Ya no leo como antes, y probablemente nunca lo haré. Debo acostumbrarme a esta nueva yo, que coge un libro y demora semanas en terminarlo.

¿A dónde quiero llegar? A que así como me estoy reencontrando con los libros, también quiero reencontrarme con este blog. Me dio mucha alegría, enojo y desconcierto, pero, sobre todo, siempre ha sido un recordatorio permanente de mi amor por las letras, algo que todavía se mantiene intacto a pesar de los años.

Así que vuelvo. Paso a paso. Hasta donde pueda. 


PD: Estoy bien. Sólo necesitaba decirlo. Es parte del proceso.

PD2: No prometo nada. La porfía no es eterna, se puede agotar en cualquier momento.

PD3: La porfía es inherentemente caprichosa. No prometo nada, bis.

PD4: También retomé bookstragram. Veremos si puedo acomodarme, odio que IG se haya llenado de publicidad y eso de los reels y no sé cuánto otro agregado. ¿Dónde está su esencia? En fin, nos vemos allí.

4 comentarios:

  1. yo cerre mi blog haced unos 15 dias y sigo pensando como volver o como tener un sitio propio al que llegar. acidentalmente borre laws fotografias asi que ya voy mal haha pero me encanta leerte,

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    1. Estoy en shock. Y claro, ahora veo que publicaste una entrada cerrando tu blog :(
      Es verdad que el mundo blogueril no es el mismo, creo que, en mi caso, eso tiene que ver con que en realidad las ganas de continuar no sean las mismas. Espero que te animes y quizá puedas regresar con un espacio renovado, algo que se ajuste a tus intereses y ritmo actual.
      Un abrazo.

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  2. ¡Hola! No me conoces, ni te conozco, soy nueva por aquí. Me topé con tu rinconcillo del ciberespacio por casualidad, buscando información sobre la novelización de Laberinto, cuando el Sr. Bing me arrojó tu entrada al respecto, del 2013, nada más y nada menos. Tengo por costumbre revisar los blogs nuevos que encuentro porque aunque le mayoría suelen estar abandonados, siempre cabe la posibilidad de una sorpresa. Y mira, que curioso, justo una entrada recién publicada ese mismo día, la primera en dos años. ¿Casualidades de la vida, tal vez? es bastante curioso, pero al tema voy.

    La verdad es que entiendo muy bien el sentimiento al que te refieres. Empecé en la plataforma más o menos por la misma época y presencié de primera mano su decaimiento con los años. Como compaginó con mi adolescencia y una vida más ocupada, supongo que al principio no lo percibí del todo, pero al final uno se da cuenta que esta todo ligado y la desmotivación o falta de atención al escribir también tienen que ver con que "todo el mundo se estaba yendo" o, en su defecto, buscando una orientación más profesional para sus antiguos pasatiempos, con diversos niveles de éxito (lo cual no tiene nada de malo, pero quizá no siempre haya sido por deseo propio más que por parecer "el siguiente paso adecuado", al menos desde mi punto de vista). En cierto modo era frustrante y me veía a mi misma demasiado terca como para dejarlo del todo pero aferrándome sin un sentido claro.

    Al final decidí tomarlo como lo que es, un hobby. Es verdad que uno en parte escribe para que lo lean, pero también hay cierta magia, quizá más sutil, en redactar lo que uno quiere y quizá entretejer conversaciones con esos dos visitantes regulares que siguen interesados por lo que tienes que decir cada tres meses, cuando se te ocurre publicar. Supongo que, con todo y todo, esa misma abundancia de "barcos fantasmas" hace un poquito más valiosa la conexión con otras personas que también persisten en este mundillo, ¿no es así?

    En fin, puedes contar con que al menos yo volveré a pasar por aquí alguna vez. Mi estancia en Blogger es más bien esporádica y no siempre dejo comentarios, pero como ya notarás cuando abro comunicaciones suele ser largo y tendido, jajaja. Ojalá no sea engorroso de leer, a este paso hasta resulta más largo el comentario que la publicación original.

    Pero bueno, con esto me despido. Mis mejores deseos en tus esfuerzos literarios. Un saludo.

    (Y para evitar confusiones, puede que esto lo envíe otro día por razones técnicas, pero si, vi la publicación el 3 de mayo. :)

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    1. Agradezco enormemente tu sinceridad, buenos deseos, y el tiempo que has dedicado a leer mi entrada y responder mis desvaríos.

      Creo que tienes mucha razón en que hay que tomarse las cosas como son: pasatiempos. Siento que el mundo en que vivimos exige que le demos importancia a todo: todo es urgente, todo es relevante, etc, etc. Hay que aprender a vivir más ligeros y, sobre todo, no exigirnos más de la cuenta. No existe la necesidad del "éxito" en esto, sino de simplemente compartir con otras personas con los mismos intereses y, como dices, construir conexiones que son valiosas gracias al amor compartido por los libros y las letras.

      La frustración y la terquedad también tienen eco en tu caso, por lo que me comentas. Quizá tiene relación con no querer rendirse, con que la rutina y la vida que hemos construido no eche abajo estos espacios que, después de todo, son ejemplo de constancia. Nadie nos obliga a estar aquí, pero lo estamos, poniendo en palabras nuestros pensamientos y opiniones.

      La magia de escribir siempre está viva. En los libros, pero también en nuestros rinconcitos del ciberespacio. Una maravilla que hay que cuidar y nutrir, aunque nos cueste.

      Un saludo, y espero leernos pronto.

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