Páginas: 580
ISBN: 9788499085968
Jane Eyre supuso todo un fenómeno en su época, además de un escándalo y una revolución. Jane es una niña huérfana que se ha educado en un orfanato miserable, sin embargo su inteligencia y su afán por aprender consiguen apartarla del mundo de su infancia. Mientras trabaja como institutriz Jane se enamora del padre de su pupila, Edward Rochester, pero el amor por Edward se verá enturbiado al descubrir que su mujer, demente, vive todavía encerrada en una habitación de la casa.
Sobre la autora
Charlotte Brönte (1816-1855) es la mayor del trío de hermanas más famoso de la historia de las letras universales. Bajo el seudónimo de Currer Bell, en 1847 publicó Jane Eyre, la novela que la convirtió en una de las escritoras más importantes del siglo XIX.
Las hermanas Brönte (Charlotte, Emily y Anne) son ampliamente conocidas, igual que su coterránea, Jane Austen. Todas comparten el haber escrito novelas ambientadas durante la regencia inglesa.
Sin embargo, sus escrituras son muy dispares entre sí. Habiendo leído a Emily primero, también puedo comprobar la calidad de sus prosas, y por qué ciertos críticos anuncian a ésta como la mejor novelista de las hermanas Brönte, a pesar de que Charlotte también tiene muchos adherentes. Espero poder leer pronto Agnes Grey de Anne Brönte, y así hacer un juicio más completo e imparcial.
Comentario personal
Por algún motivo que no me atrevo a definir, Jane Eyre fue una lectura terriblemente tediosa, al menos durante dos tercios de sus páginas. Debo admitir que el carácter de la protagonista me puso en su contra en muchas situaciones, hasta que acabé despreciándola.
Jane Eyre se presenta a sí misma como un ser oscuro, patético y sin derecho a la vida. Ese derrotismo, resultado de su infancia gris, acaba dejando una honda marca en la psique de Jane. Por ello, en algunos momentos, cuando deseaba que alzara la voz y replicara, aun en su fuero interno, las rígidas maneras en que fue educada acallaban cualquier grito de su alma. No obstante, a pesar de mi reticencia a aceptarla y quererla como personaje, guarda cierto encanto relacionado en su mayoría con su juventud y su desconocimiento de la vida en sociedad.
Aunque no todo son abucheos para la pobre Jane. Debo ser sincera al manifestar que un gran descubrimiento (el mismo que Debolsillo soltó a bocajarro en la sinopsis) consigue que Jane salga de ese aletargamiento y tome decisiones que cambiarán completamente el curso de los acontecimientos. Su firmeza de carácter y la bondad sin límites hacia sus seres amados son atributos que compensan su derrotismo.
Edward Rochester, el terrateniente dueño de Thornfield que ha contratado a Jane como institutriz de su protegida, es un personaje complejo, que fluctúa entre la diversión, la rabia y la resignación. Esos contrastes tan marcados me embrujaron por completo, y me mantuvieron en vilo hasta las últimas páginas. La capacidad de comprender a Jane a pesar de la diferencia de edad entre ambos (casi toda una generación) es casi increíble. Pero, debido a las circunstancias de la vida, Rochester ha sufrido más que la mismísima Jane, por lo que puede hacer gala de ciertas frases llenas de sabiduría que cimentarán el camino al entendimiento entre ambos. Como defecto puedo decir que ciertas “maneras” de conseguir lo que desea no son demasiado éticas, mas es lo que le da esa picardía al personaje, haciéndolo más querible.
Otros personajes son Adele, la protegida de Rochester y alumna de Jane, una pequeña francesa capaz de desesperar con su frivolidad hasta al lector, pero que acaba siendo ese respiro necesario dentro de tanto drama. También tenemos a la señora Fairfax, pariente lejana de Rochester y ama de llaves de Thornfield, quien no escatima consejos para la joven institutriz.
Tal vez, debido a mi inicial antipatía hacia Jane, la narración y el ritmo me resultaron lentos. Encuentro pasajes insoportablemente largos, y párrafos deliciosos demasiado escasos. La descripción de los páramos, por otro lado, es preciosa. Contraponiéndose a las campiñas de las novelas histórico-románticas de la época victoriana, por dar un ejemplo, los llanos, colinas y paisajes en general de Jane Eyre acompañan perfectamente el temple de los personajes y de la historia, lo que es un bonus para la lectura.
Conclusión
Tengo sentimientos encontrados al evaluar esta lectura. A veces detestaba a Jane y adoraba a Rochester, otras entendía a la perfección a la joven y reprochaba al amo y señor.
Los preceptos feministas sobre valorar a la mujer, que eran tan obvios para mí y tan difíciles de alcanzar para la protagonista, son presentados de formas sutiles pero claras y eso consigue que la novela cree consciencia sobre la situación de las mujeres en el pasado, y qué y cómo ha cambiado en el presente.
En definitiva, un libro recomendado para los amantes de los clásicos y para los que deseen conocer un amor prohibido entre una institutriz y su señor, enmarcado por las diferencias sociales y los obstáculos de la vida.
Llevo mucho tiempo querieéndolo leer, está en mi lista de pendientes, lo más probable es que este año lo consiga de una vez.
ResponderEliminarUn saludo.
Va a ser de mis próximas lecturas. En principio, a parte de por ser un clásico, me llama la atención el tema del feminismo en la literatura. Por ahora no puedo decirte nada, a ver qué me parece :)
ResponderEliminarAl leerlo también me costó entender mucho lo que me gustó y no de este libro. Sé que me gusto, pero me es complicado el porqué, sin embargo al leer tu reseña pude aclararme un poco, pues muchas veces sólo quería golpear a Jane y otras a Rochester, pero a pesar de eso, tiene muchas otras cosas llamativas que hacen que a uno le guste. Tienes razón en que es lento, pero no aburre. ¡Gracias por la reseña!
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