Creo que olvidé realizar esta entrada en el mes de julio, aunque fue por una razón: llevo semanas tratando de terminar Pasajera de Alexandra Bracken. Supongo que llego un poco tarde a la historia, y que debí leerlo un par de años atrás para no sentir que la cancioncilla es familiar. Se parece un poco a El amor más allá del tiempo* de Kerstin Gier (trilogía que me encantó en su momento, pero a la que no se le puede pedir mucho, seamos sinceros) y, como si fuera poco, adolece del mal de aquellas novelas cuyo sustento es una carrera contrareloj y los protagonistas a pesar de ello tienen tiempo para ponerse cariñosos y mirarse como bobos. Así que sí, no hubo mucha novedad durante las semanas recién pasadas.
Por lo mismo, comencé a leer el
manga de Sailor V de Naoko Takeuchi, que había comprado en la Feria del Libro de Buenos Aires el año 2019 (esa vez la maleta apenas pasó la aduana, traía más de 100 libros de Agatha Christie 😂) y que llevaba acumulando polvo en el librero.
Estoy leyendo de a poco. Aunque Minako me parecía mucho más madura en el animé (especialmente cuando relata su pasado como Sailor V en uno de los capítulos de Sailor Moon), en el manga es una especie de copia de Usagi, por lo que me estoy llevando una sorpresa nada agradable. Por cierto, qué rollo eso de que tenga apenas 13 años. Como que algo no me cuadra al ver el dibujo.
Por lo demás, la trama avanza bien. Los capítulos parecen ser autoconclusivos, y hay un misterio que resolver, un personaje que se encuentra en las sombras y que creo saber quién es al asociar la historia con
Sailor Moon. Espero acertar.
En último lugar, es agosto, señoras y señores. Como comenté hace unas entradas atrás, el club Dear Classics ha regresado en gloria y majestad, y me encuentro leyendo no una, sino dos ediciones de Frankenstein de Mary Wollstonecraft Shelley.
La primera es la traducción de los manuscritos originales de la autora, resguardados en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, sin los aportes y correcciones de Percy Shelley. Lo más genial de todo es que estos cuadernos se encuentran digitalizados, así que es posible ir revisando página a página cada palabra, cada oración escrita por la mismísima Mary. Les comparto el enlace acá por si les pica la curiosidad.
La segunda es la edición que se publicó en 1818, la cual tuvo correcciones editoriales, de Percy y también de Mary. Me hubiera gustado leer también la edición de 1831, que es la que Mary corrigió (donde se observan mayores cambios), sin embargo, eso ya era muy ambicioso y estoy segura de que el trabajo se atravesará en mis propósitos lectores, así que prefiero llegar bien a fin de mes para tener tiempo de ver algunas adaptaciones que, como algunos saben, es una de las costumbres que tenemos en el club de lectura.
¿Qué pretendo leer después? Estoy entre una novela en inglés, para ver si no he perdido la práctica ya que mi inglés es pésimo de todos modos (Stars Above de Marissa Meyer que lo dejé inconcluso hace unos años) o retomar a Brandon Sanderson con Mistborn Era 2 de cara a la publicación de El metal perdido (se supone que sale en octubre o noviembre en español, a la par que en inglés, si no me falla la memoria).
¿Qué están leyendo ustedes? Cuénteme en los comentarios.
*Editado porque me equivoqué con el nombre jajaja. La memoria de esta anciana.