Misteriomanías #2: Costumbres a la hora de leer

25.1.13

Costumbres a la hora de leer

Ya en el artículo anterior comenté bajo el punto ¿Cómo leer? algunas costumbres de los lectores. Y, por supuesto, es de esperar, le cogemos manía a ciertos hábitos.

Una de las que más oigo hablar es leer en la noche, justo antes de ir a dormir. Por alguna razón, ese momento del día es perfecto. Tal vez nos anime después de una larga y tediosa jornada, o por el contrario, nos induzca a dormir mejor (un libro aburrido consigue esto último, apúntelo).

Aunque también está la costumbre de leer durante el desayuno, disfrutando de un rico café. Algunos osados reemplazan el periódico por una buena intriga, o una novela rosa simpática y coquetona. Creo que es la mejor forma de comenzar el día.

Ahora bien, también están las costumbres relacionadas con el acto de leer. Tenemos, por ejemplo, los regalones que leen en su sofá de siempre, ese que tiene algunos agujeros por culpa del gato, o que ya está un poco desteñido. Ese sofá regalón también tendrá, obviamente, un cojín regalón, que sufrirá constantemente por culpa de nuestros apretones cuando la trama se complica o un personaje nos saque de quicio.

Está la postura de panza (¿algún otro nombre?) sobre la cama, donde al final acabamos con el rostro enterrado en las páginas. Ideal para los fanáticos del olor a libro.

Y, por supuesto, no podemos dejar de lado a los que leen de pie en el autobús. ¿Qué? ¿Creen que esto es imposible? Su servidora ha leído incluso con vientos de hasta 30 km/hr. Sí, señor. (Los crímenes de la luna llena es testigo de esta alucinante experiencia, de la que salió bien parado). Así que inténtelo, no se arrepentirá. Y si se cae… Bueno, hay que aprender a levantarse.

Pasando a otro punto, en el artículo anterior también mencionaba sobre el acto de leer, con respecto al libro mismo, al objeto de deseo (?). Hay personas que no tienen problemas en tomar el libro (amorosa u obstinadamente) con una o ambas manos, para luego ponerlo a la altura de los ojos, tal vez más abajo o en el regazo. Tomarlo con una sola, cuando el susodicho tiene más de 500 páginas agota después de unos minutos, así que aquí sale al rescate el cojín regalón… o la otra mano.

Cuando nos damos de bruces con un párrafo muy bueno pasa lo siguiente: abrimos los ojos como platos, acercamos el libro a nuestra nariz, alejamos el libro, lo volvemos a acercar, y leemos otra vez. La distancia reducida nos impulsará a creer que, efectivamente, no cometimos error en la primera ocasión, así que quedaremos convencidos. Es una buena técnica, y una recurrente costumbre de algunos maniáticos lectores (los tipo 4, sobre todo).

Pero los tipo 4 sobresalen por sus reacciones. Sí, mis estimados, los siempre-lectores exploran sus dotes actorales cuando leen. Porque, ¿quién no ha asentido fervorosamente cuando Holmes corrige a Watson? ¿Quién no ha llorado con Katniss Everdeen? ¿Quién no se ha indignado junto a Elizabeth Bennet? Podríamos escribir un libro con las muecas de los siempre-lectores.

Sin embargo, hay algo que no hemos considerado. ¿Cómo afecta todo esto a los no lectores?

Simple: te miran como si fueras un alienígena o un enfermo mental.

Por eso, los lectores tipo 3 y 4 aprender a desarrollar una costumbre muy valorada: leer sin vergüenza. Es decir, ser unos desvergonzados. O unos sinvergüenzas. Ya lo aprenderá usted gracias a la experiencia.

4 comentarios:

  1. Totalmente cierto.
    Las posturas para leer son todo un tema, leer parada en el colectivo no lo hago, porque de por sí mi equilibrio es pobre y si leo me voy a vivir cayendo. Pero sentada siempre leo en el colectivo.
    El problema que he encontrado últimamente es leer con comodidad los libros de la saga Canción de hielo y fuego. Son libros tan gordos e incomodos para leer que sigo en la busqueda de una forma aceptable.
    Y lo de ser un lector super artista y sinvergüenza me pasa todo el tiempo. Largo carcajadas, me quejo, vivo nombrando a los personajes cuando hacen algo que no apruebo, y llorar... siempre que lo amerite. Por ejemplo, el año pasado cuando releeí la saga de los juegos del hambre y terminé Sinsajo me caían las lagrimas a chorros y mi papá me miraba apurandome para que fuera a darle de comer a los perros.
    Pero en mi casa ya saben que soy así cuando leo, siguen haciendo comentarios como que estoy loca o que los personajes no me escuchan pero no me importa, porque es mi forma de meterme en la historia.

    Que andes bien

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    1. Oh, "Sinsajo también me sacó barriles de lágrimas, por suerte lo acabé en la noche, así que pude llorar sin temores ni burlas. Tu papá mostró poca consideración con tus sentimientos lectores xD

      Y sí, a pesar de que a veces ni siquiera la familia comprenda nuestra afición, hay que vivirla, sin importar lo que digan.

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  2. jaja, a mi me pasa lo mismo con los libros de Canción de hielo y fuego, son tan incómodos pero tan adictivos que sigo sufriendo xD

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    1. Creo que esa saga deberían venderla con algún artefacto que permita leerla con comodidad. Seguramente ya están en proceso de inventarlo. Si no, recurrir al cojín regalón puede ser una opción ;)

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