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Amor y Amistad ~ Jane Austen

11.8.25

Love and Freindship · Jane Austen
Autoconclusivo
Alba · 2000
288 páginas
ISBN 9788489846098
Estos relatos fueron escritos por Jane Austen entre 1787 y 1793, por lo tanto hay composiciones casi infantiles, aunque hay algunas que revisó posteriormente cuando ya era una escritora madura. Ella misma los reunió en estos tres volúmenes. Estaban destinados al ámbito familiar y no fueron publicados hasta 1922. En los textos prevalece un humor más desatado en inventiva de lo que será normal en la autora, pero muy parecido al resto de su obra en los aspectos irónicos e incisivos.

Comentario personal

Quizá Jane Austen sea conocida por sus seis novelas (Orgullo y Prejuicio principalmente, producto de sus múltiples adaptaciones, ¿quién no ubica a Mr. Darcy?), sin embargo, la autora inglesa también dejó otros textos que vale la pena rescatar. Parte de sus manuscritos no publicados en vida se encuentran recopilados en Amor y Amistad, los cuales fueron escritos durante su adolescencia con el fin de disfrutarlos y compartirlos con su familia. Si ya has leído las seis novelas de Jane, y si ya leíste Lady Susan, Sanditon y Los Watson, Amor y Amistad debe ser tu siguiente parada obligada.

En estos breves relatos se hayan aquellos ingredientes que harían tan famosas las novelas que Jane escribiría más adelante: su sarcasmo, su crítica al sistema y a la situación de la mujer (especialmente lo referente a su intelecto, sus valores, la institución del matrimonio), entre otros. 

Señor, quizá se espere de mí que me muestre contento y agradecido por la oferta que me acaba de hacer, pero permítame que le diga que la considero una afrenta.

Desde muy joven Jane Austen tenía bastante claro sobré qué quería escribir, y cómo hacerlo. Bastan un par de páginas por relato para hacernos una idea de lo que opinaba respecto de ciertas convenciones de su época, temas que exploraría en todas sus novelas en mayor o menor medida. Encontramos en algunos textos las voces de Elizabeth Bennet, de Mr. Darcy, de las hermanas Dashwood o de Catherine Morland, por mencionar algunos.

Además, es innegable que incluso siendo una jovencita Jane poseía un talento extraordinario tanto para contar historias como para profundizar en la psique de los personajes, talento que puliría con cada una de sus novelas hasta llegar a la exquisita Persuasión, última obra terminada que consiguió publicar (aunque de manera póstuma).

Sin embargo, aquí va una advertencia para quienes se adentren en esta Juvenilia: Jane Austen hace gala de un humor absurdo y no se corta a la hora de burlarse de todo lo que puede. Resulta interesante hacer el análisis de qué familiar o pariente inspiró a tal o cual personaje (cosa de leer, por ejemplo, su truculenta descripción de la reina Isabel en Historia de Inglaterra y descubrir que el retrato dibujado por Jane y Cassandra alude a su madre, ni más ni menos).

¡Ah, qué podíamos hacer sino lo que hicimos! Todos suspiramos y nos desmayamos sobre el sofá.

Los relatos que más me han gustado han sido:

- Tres hermanas: novela inacabada. Entrega luces de lo que será el personaje de la Sra. Bennett en Orgullo y prejuicio. El dilema de encontrar marido, comedia de equivocaciones y la figura de tres hermanas, con una de ellas bastante astuta y sagaz. 
- Amor y Amistad (en el original, Love & Freindship): Acá "amistad" debería leerse como "hamistad/amiztad", porque este relato es una bufonada, una oda a la comicidad. Se burla de las tragedias clásicas; aquí nace el meme "se desmaya desmayadamente". ¡Bravo!
- El castillo de Lesley: inacabada. Otra historia burlona y aguda, donde se vislumbra lo que será el estilo de la autora. Jane no se muerde la lengua y lanza una crítica tras otra. 
- Una colección de cartas: este ejercicio me resultó muy curioso, especialmente por lo breves que resultan. Jane no necesitaba demasiadas páginas para crear una historia; esta colección evidencia que era capaz de construir un relato con un par de párrafos, lo que demuestra lo talentosa que era al momento de dar forma a personajes y argumento. 
- Catherine, o el cenador: inacabada. Este es el relato más serio de la colección y, probablemente, uno de los más sustanciosos y sujeto de ser completado como novela o novelette. Lo escribió a los 17 años, pero ya entonces se hacía cargo de los juegos del cortejo en la sociedad de su época.


Sobre la autora

Jane Austen fue siempre muy modesta sobre su genio artístico, pero se ha convertido en una de las figuras más famosas, respetadas y queridas de la literatura inglesa. Es la autora de Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio, Mansfield Park, Emma, La abadía de Northanger y Persuasión.

La prima Phillis ~ Elizabeth Gaskell

29.6.25

Cousin Phillis · Elizabeth Gaskell
Autoconclusivo
Alba · 2009
176 páginas
ISBN 9788484284369
El joven Paul, hijo de un mecánico e inventor de máquinas ferroviarias, comienza a trabajar en las oficinas de una empresa de ferrocarril situada en Eltham.
Lejos de sus padres le invade un sentimiento de independencia mezclado con el de desolación. En un pueblo de la zona conocerá a su prima Phillis, una muchacha culta, de la que se enamorará.


Comentario personal

La prima Phillis es una obra breve, pero no por ello menos intensa. Me engañó con su inicio bucólico y pausado, en el que seguimos a Paul Manning, un joven que se encuentra trabajando como asistente en la construcción de una línea de ferrocarril. Coincidentemente, en las cercanías viven unos parientes de su madre, los Holman, y es así que entra en contacto con Phillis, a quien, al principio, vemos como una chica culta y responsable en un paraje pastoril casi de ensueño... para después sorprendernos.
Esa chica tan callada y hacendosa es la asombrosa erudita que te apabullaba con sus preguntas cuando empezaste a venir a la granja. Por supuesto, ¡la prima Phillis!
Gaskell es una maestra: incluso cuando está relatando cosas cotidianas, su elección de palabras, el ritmo, la función del diálogo, todo contribuye a pintar una imagen. Pude imaginarme perfectamente la vida en la granja de los Holman, el paso de las estaciones, y gracias a ello la lectura me resultó entretenida a pesar de lo predecible. Porque sí, para qué estamos con cosas, el final se ve venir (además Gaskell nos suelta un spoiler hacia la mitad); aunque agradecí mucho el drama, necesitaba esa cuota para que la novela cogiera intensidad.

Los personajes está muy bien perfilados, sin embargo, es obvio que destaca Phillis, especialmente porque la narración está a cargo de Paul así que vemos todo a través de sus ojos; sus interacciones con los Holman, aunque constantes, no son tan relevantes como sus conversaciones con su prima, aunque la autora consigue darle voz a cada uno y, hasta el fin, cumplen muy bien su papel (le pese a quien le pese).

Recomendado, especialmente si deseas leer algo breve.


Sobre la autora

Elizabeth Gaskell es una autora inglesa nacida en 1810, conocida por sus narraciones costumbristas de la Inglaterra de mediados de siglo XIX, con los avances tecnológicos de la Revolución Industrial de fondo, y los dilemas morales, sociales y religiosos de la época como tema central. Dentro de sus obras más destacadas encontramos Norte y Sur, Cranford, Hijas y esposas y Mary Barton, su primera novela, publicada de forma anónima.
Es también conocida por ser la autora de la primera biografía de Charlotte Brontë. Colaboró en la revista de su amigo y gran admirador Charles Dickens, Household Words.

Persuasión. O por qué no es necesario (ni bueno) modernizar la adaptación de un clásico.

19.7.22

Hace unos días me di el tiempo, junto con una amiga, de visionar la nueva adaptación de Persuasión, una de las novelas más íntimas de Jane Austen.

En esta ocasión, la película está producida por Netflix, dirigida por Carrie Cracknell y protagonizada por Dakota Johnson en el papel de Anne Elliot, y Cosmo Jarvis en el del capitán Wentworth. La tarea no es simple: las adaptaciones más recientes (la del '95 y la del 2007, ambas producidas por la BBC) se quedan cortas al llevar a la pantalla una de las novelas más ambiciosas y queridas de Jane. 

La trama, de por sí, plantea un desafío importante. ¿Cómo la historia de una solterona de 27 años, que se reencuentra con el amor de su juventud al que rechazó persuadida por otros, es capaz de encantar al público actual?

Pues bien, Cracknell usa la receta que tan buenos resultados le ha dado a Bridgerton: la "modernización". Pongo entre comillas el término porque los alcances del mismo son variopintos como el pelaje de un gato romano.

La modernización en Bridgerton, una novela basada en las novelas románticas de Regencia de Julia Quinn, son una elección estética y de marketing de los productores. Hay algunos artículos circulando en las redes sobre cómo el tema del vestuario fue clave para enganchar a la audiencia "moderna"; las prendas de aquel entonces fueron consideradas, en términos sencillos, aburridas y sosas. La música hace otro tanto: versiones orquestales de hits de ayer y hoy son un boom entre los fanáticos de la serie. 

Sí, puedo entenderlo. 

Sin embargo, no debemos olvidar un punto importante: la prosa de Quinn es la de una persona contemporánea que recrea la cultura y la sociedad del pasado. Quinn no vivió en la Regencia; tuvo que investigar, interiorizarse en prácticas y hábitos (los de la nobleza principalmente) y, en definitiva, hacer suyas, en la medida de lo posible, distintas características, rasgos y costumbres de la sociedad británica de principios de siglo XIX. 

Persuasión, por otro lado, incluso puede considerarse (salvando las distancias) hasta una especie de biografía de Jane Austen: el perfecto retrato costumbrista de la Inglaterra de 1815, con sus diferencias de clases, el estricto rol de la mujer como esposa, madre e hija, las dinámicas familiares, entre otros.

Sin embargo, Cracknell ha dejado todo eso de lado, insinuando a viva voz que las generaciones actuales no se sienten (o no deben) sentirse atraídas por aquel pasado. 

Yo critico abiertamente aquella visión. ¿Por qué derrochar la oportunidad de recrear la historia? ¿De aceptar el desafío de educar además de entretener? ¿De mantener vivas las novelas que han sabido sobrevivir dos siglos y que todavía siguen ganando adeptos? ¿De brindar un homenaje a la autora que tantos corazones y mentes ha conquistado gracias a su sagacidad, su humor y su cuidada exploración de la mente y los deseos humanos?

Sinceramente, me cuesta trabajo no sentirme decepcionada. Pasarán un par de años (o quizá no tanto si Elle tiene razón) para que otro productor apueste por esta adaptación, y quizá, incluso así, sigamos sin tener una que le haga justicia a una de las cartas más bellas jamás escritas.

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde ~ Robert Louis Stevenson

2.7.22

The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde · Robert Louis Stevenson
Autoconclusivo
Austral · 2021
160 páginas
ISBN 9786070774164
Robert Louis Stevenson fue uno de los gigantes de la novela de aventuras, pero también fue uno de los grandes conocedores de la mentalidad humana, por lo que era de rigor que tarde o temprano escribiera un clásico imperecedero como El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, publicado en 1886. Lúcido testigo de la Revolución Industrial ocurrida en el Reino Unido, Stevenson reflexiona acerca de los límites del método y de la ética científicos, pero, sobre todo y de una manera absorbente e inolvidable, de la dualidad entre el bien y el mal.

Comentario personal

Creo que la cultura popular, el musical y conocer el desenlace le han hecho un daño irreparable a mis expectativas. Por supuesto, sabía que esta novela corta es una breve y ficticia exploración de lo que actualmente conocemos como un trastorno de personalidad disociativo, pero no esperaba que alabase el regodearse en la maldad que anida en cada uno de nosotros.
 
El hombre no es realmente uno, sino dos.

A diferencia de Frankenstein, que me pareció brillante y superó todas las ideas preconcebidas que tenía sobre él, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde se queda corto en proporcionarme un atisbo de ese terror del que alardea página tras página: sí, Hyde es un ser monstruoso, pero el autor jamás nos permite sentir aquel miedo y aquella repugnancia de la que todos los personajes hablan cuando se encuentran en su presencia. Quizá tenga que ver con que conocemos el caso de Jekyll y Hyde a través de un abogado amigo de Jekyll, que poco y nada hace porque nos interesemos en los designios de su compatriota, sobre todo porque este último no tiene intención de develar su secreto hasta el mismísimo final; o quizá tenga relación con que Hyde es apenas una anécdota la mayor parte del tiempo, y poco y nada sabemos de sus maldades.


Lo que si está claro es lo absurdas que resultan las decisiones de Jekyll: un hombre maduro, respetado, cede a la curiosidad (así como cediera Frankenstein también) de dejar libre a su yo oscuro y lascivo, quedando él libre de toda consecuencia de los actos de su lado más malvado. Claramente, aquello sólo puede derivar en un desastre de proporciones: evidencia de ello es el capítulo final, donde vemos la desesperación sin pies ni cabeza de Jekyll, quien ha cavado su propia tumba con su absurda idea de darle un cuerpo a sus deseos ocultos o, más bien, intentar vivir sin consciencia a través de su otro yo.

No es fácil describirlo. Hay algo en su aspecto que no es normal, algo desagradable, francamente detestable. Jamás he visto a nadie que me inspire tal repulsión, pero no sé por qué. Debe de tener alguna deformidad; da una impresión de una cosa contrahecha, aunque no puedo especificar en qué consiste. Es un hombre de aspecto extraordinario y, a pesar de eso, no puedo decir que tenga nada que se salga de lo corriente.

La narración es rápida, ligera, y nos sumerge en un Londres brumoso del que apenas conocemos algunos callejones y las casas de los distintos personajes; Stevenson poco hace por crear una atmósfera terrorífica, pues el terror está en el personaje de Hyde, mediante el cual se utiliza el artificio de su aspecto "deforme" (entre comillas porque la deformidad tiene que ver con su espíritu corrupto) que va contra lo natural y las leyes del mundo.
 
Quizá lo más torpe es el desenlace, donde apenas se le da voz al verdadero protagonista para explicar por qué hizo lo que hizo, algo que apenas se resuelve en 20 páginas. Claramente me faltó historia, me faltaron personajes (aquí el mayordomo tenía un rol fundamental pero queda relegado a un par de intervenciones), me faltó contexto y me faltaron palabras. En resumen, decepcionada.



Les recomiendo darle una oportunidad al musical basado en esta historia, Jekyll and Hyde. Hay canciones que llevan viviendo en mi cabeza durante meses, como Alive o Confrontation. ¡Incluso existe una versión de Confrontation interpretada por nada más ni nada menos que David Hasselhoff! Se las dejo por aquí.

Frankenstein ~ Mary Shelley

22.5.22

Frankenstein, or the Modern Prometheus · Mary Shelley
Autoconclusivo
Austral · 2015
304 páginas
ISBN 9788467043662
Aquel «verano húmedo y desapacible» de 1816 «me entretuve pensando una historia que consiguiera que el lector tuviera pavor a mirar a su alrededor, que le helara la sangre y que acelerara los latidos de su corazón». Mary Shelley en la introducción a la edición de 1831 sobre cómo se forjó Frankenstein.

Victor Frankenstein, un prometedor estudiante de medicina, se obsesiona con desentrañar los misterios del alma humana. Sus experimentos tendrán como resultado nefastas consecuencias.

Comentario personal

Frankenstein. Una palabra que evoca imágenes de un monstruo verdoso, con costuras en la piel y tuercas saliendo del cuello o de las sienes. Una criatura que ha conseguido vida gracias a la electricidad. Nada más erróneo.

Yo era afectuoso y bueno: la desdicha me convirtió en un malvado. ¡Hacedme feliz, y volveré a ser bueno...!

Me ha sorprendido muy gratamente esta historia. Es verdad que mis expectativas eran muy elevadas, y que esperaba algo más (particularmente lo que se refiere a los personajes femeninos, quienes adolecen de nulo desarrollo); sin embargo, a pesar de aquel detalle, siento que todos los sentimientos que genera la historia de Victor y su demonio hecho carne y huesos en apenas trescientas páginas es suficiente para que el lector se sumerja en una historia cuyo misterio no es el nacimiento de esta extraña criatura, sino su supervivencia y su lugar en un mundo que jamás ha visto uno como él.

¿Qué significa que te sientas complemente apartado de la humanidad, sin derecho a felicidad alguna, sentenciado a la más absoluta soledad y a la incomprensión de todos quienes te rodean? El monstruo de Frankenstein no es uno por su aspecto, sino por lo que su existencia ha venido a significar para sí mismo, un ser que con el paso del tiempo se va corrompiendo, como si hubiese absorbido los pecados de su creador.

No puedo adentrarme demasiado en la trama porque es un libro que se lee mejor sin el imaginario que el cine y la cultura popular le han otorgado; entre sus páginas es posible encontrar algo mucho más profundo que la creación de vida artificial. Es una novela que resiste muchos análisis, donde se puede explorar, por nombrar unos pocos temas, las consecuencias del abandono, la ambición por el conocimiento, el rechazo a lo diferente, entre otros.

Definitivamente es un libro que releeré en un futuro no muy lejano porque creo que se pueden extraer muchas ideas y conceptos. Resulta asombroso que su autora, siendo tan joven, se haya cuestionado tan profundamente lo que nos hacer acreedores de ser llamados seres humanos.

Yo también puedo sembrar la desolación.


Les comparto este artículo publicado en National Geographic que brinda adecuado contexto al nacimiento de esta historia.

Dear Classics: Jane Eyre de Charlotte Brontë

14.6.20

Con esta entrada comienzo a ponerme al día con el nuevo ciclo del club de lectura que fundamos allá por 2016 con Angie de Navegando entre Libros, Kathe de Verdes las Letras, Priscila de Un Librero Blanco, y al que se ha sumado Dani de Lecturas de Dani.

Decidimos volver a la carga en 2019, después de un descanso al acabar con las obras de Jane Austen, y nos pusimos manos a la obra con las autoras que habíamos planeado: las hermanas Brontë. Leímos Cumbres Borrascosas pero la vida se atravesó en nuestro camino y tuvimos que dejar el club en stand by, así que para retomarlo decidimos comenzar por una de las obras más conocidas de estas hermanas inglesas: Jane Eyre de Charlotte Brontë.

Así que, sin más dilación, les dejo mi comentario. Ojo, que todos los comentarios tienen SPOILERS.

Comentario personal


Recordaba mi primera lectura de Jane Eyre como un ejercicio mal ejecutado. Tenía la miniserie encima, recordándome la sorpresa de la trama, así que me sentí defraudada cuando ocurrió lo que tenía que ocurrir. Eso fue allá por el 2012, así que esta vez me enfrenté a la prosa de Charlotte Brontë con más entereza, y descubrí una historia rica en matices, con una protagonista fuerte, impetuosa, decidida y fiel a sí misma.

Es inevitable comparar esta obra a las otras novelas de sus hermanas, o incluso a historias de otras autoras emblemáticas de la narrativa inglesa, como Jane Austen (a quien ya leímos y diseccionamos en el club con una rigurosidad digna de aplausos). Es debido a ese contrapunto que por momentos podía sentir los puntos más bajos de la historia de nuestra sencilla y callada Jane, una jovencita cuya vida parece destinada al sufrimiento, pero que jamás pierde la esperanza de un futuro más brillante, más elevado.

Desde el inicio de la novela asistimos a los martirios de Jane. Primero, en la casa de su tía, la Sra. Reed, una mujer que no siente ni una pizca de afecto por la niña y quien acaba desterrándola a un instituto para huérfanas; luego, en dicho orfanato, donde vivimos eventos tan traumáticos como denigrantes; para finalmente llegar al nudo de la novela en Thornfield Hall, donde Jane estará a punto de perder lo más preciado: su propia integridad.

No hay página de Jane Eyre que no describa un padecimiento, un dolor del alma, una tristeza. Parece una obra plagada de negativos; es apenas hacia el final que atisbamos la luz, pero esa lumbre es una vela que soporta los embates del gélido viento de la resignación (pues Jane acepta al único hombre que la amado en su corta vida, en su mundo pequeño y apacible). La autora se ensaña con su protagonista (o más bien con sí misma), hasta el punto en que decide incluso lanzarla a la calle, de manera literal, y convertirla en una mendiga.

No es una novela apta para los débiles de corazón. Es una especie de calvario descrito con un estilo poético; no abundan las descripciones soporíferas, no se embarca en elucubraciones interminables, pero sí castiga a su protagonista con pruebas casi insalvables una y otra vez. Es nuestra empatía lo que exige Charlotte Brontë, no nuestra piedad; es nuestra capacidad de ponernos en el lugar de Jane Eyre, no de compadecerla.

A pesar de la maravilla que supone esta "autobiografía", no es ajena a ciertas contradicciones y puntos flacos. Uno de los más sensibles, el presentarnos a Jane como una mujer sensata, fiel a sí misma y a sus principios, y al mismo tiempo capaz de encapricharse de un hombre que podría ser su padre. Sólo lo podemos achacar a que el Sr. Rochester, su patrón, es el único hombre en su vida capaz de mostrarle afecto y amor.

Tampoco me deja indiferente la conveniente herencia que Jane recibe de su tío John Eyre, y el repentino parentesco que le une a Diana, Mary y Saint John Riviers, sus salvadores (todo esto me recuerda a La Abadía de Northanger, y cómo Austen parodiaba a la novela gótica). Y por último, la insistencia de Saint John en casarse con Jane, algo que añade un poco de drama al asunto.

Resumiendo, Jane Eyre es un clásico digno de la fama que le precede, de manera particular porque ensalza a la protagonista por sobre cualquier otro personaje, dotándola de una fuerza y una intrepidez un tanto inusuales para alguien de su posición (una joven y pequeña institutriz), a la vez que nos introduce a través de los ojos de Jane a la compleja vida de una mujer sin recursos en la Inglaterra de principios de 1800.



El ancho mar de los Sargazos


Estábamos en medio de la lectura de Jane Eyre cuando descubrirmos que existía un libro precuela, no escrito por Charlotte Brontë —obviamente—, y que además exploraba un tópico que sacó chispas en la discusión con las integrantes del club: la loca del ático.

El ancho mar de los Sargazos fue escrito por Jean Rhys, y explora la vida de Antoinette Cosway, a quien conocemos en Jane Eyre por otro nombre y en otro rol radicalmente distinto. Primero quiero aclarar algo: no me agrada mucho Rochester. Y no porque sea un personaje mal construido, sino porque son sus defectos los que no puedo perdonar: es mentiroso, arrogante e incluso violento. Hubiese preferido que Jane conociera a más patrones, a más hombres, y pudiese comparar. Es por eso que Rochester en El ancho mar de los Sargazos no es una sorpresa en lo absoluto.

Si bien el ejercicio de Rhys es interesante, el estilo que utiliza no es muy fácil de seguir, y eso se debe tal vez al personaje al que intenta darle voz. La vida de Antoinette es una cosa muy retorcida, que por momento no tiene sentido en lo absoluto. Aunque creo que aporta a Jane Eyre en ciertas áreas, por lo general sentí que la novela era más bien una mezcla extraña entre un ensayo y un fanfic, con un lenguaje excesivamente rococó y que poco ayudaba a conectar con la historia de Antoinette, lo que claramente es un despropósito ya que lo que nos motiva a leer es justamente conocer a este personaje.

Sí me gustó que avistamos esa naturaleza corrupta de Rochester, amado y odiado a partes iguales por los lectores —más odiado en mi caso, jeje—, y también todo aquello con lo que dicho personaje lidió pero que Brontë decidió omitir: colonialismo, esclavitud, racismo, etc.

Lectura obligatoria para los fans de Jane Eyre.



Comentario de las adaptaciones

JANE EYRE
Película, 1943. Con Joan Fontaine como Jane Eyre y Orson Welles como Mr. Rochester.

Esta es una película en blanco y negro, a la usanza de aquella época: bien dramática, con una protagonista hermosísima y música tétrica por momentos. También, como es típico, sufre bastantes recortes y se toma algunas licencias artísticas.

La película empieza directamente con la visita de Mr. Brocklehurst a Gateshead Hall, donde Jane vive con su tía y sus primos. La escena en la que ella se marcha es, por decirlo de alguna manera, chocante: de su interior deja salir todo su odio hacia la mujer que la está abandonando. Lowood es una cosa terrible, me impactó una escena en la que una profesora chasquea los dedos y las niñas se mueven como mascotas bien adiestradas. Dolor. Aquí tenemos una licencia bastante grande: Rivers es el doctor que atiende a las niñas en Lowood, así que ya con eso se nos adelanta que toda su trama o no estará presente, o será completamente diferente.

Por lo general, me atrevo a decir que es una primera aproximación que no agradará mucho a los fans más acérrimos de la novela. Jane es demasiado bella, Welles es demasiado seco y parco, la declaración tiene un árbol partido por un rayo —¿qué es esto, Como agua para chocolate?—, y Welles se lanza unos gritos bien desabridos hacia el final.

La música es una cosa portentosa, eso no lo podemos negar. La escenografía, por otro lado, se queda corta: Thornfield parece un castillo medieval y las escenas en exteriores resultan poco creíbles. En definitiva, que no me gustó mucho.

Lo mejor: La música. La silueta de Bertha casi como un fantasma que atenta contra la felicidad de Jane.
Lo peor: Las licencias exageradas. Welles y su grito desahuciado. La actriz que interpreta a Blanche se ve demasiado mayor.
Lo interesante: Rivers como doctor. Jane tocando el piano.


JANE EYRE
Película, 1970. Con Susannah York como Jane Eyre y George C. Scott como Mr. Rochester.

Pues que lo primero que me sorprendió de esta adaptación fue que ¡la música está compuesta por John Williams! Ya con esto gana puntos.Esta adaptación omite por completo todo lo relacionado a Gateshead Hall, pues comienza directo en Lowood, con la llegada de Jane al orfanato. El retrato de este infernal lugar me sacó lágrimas: hay una crueldad implícita en cada escena que te aprieta el corazón.

Tanto Jane como Rochester se ven bastante mayores. No me molesta tanto con él, pero con Susannah York me pasa que además su voz consigue que la percibamos como alguien mucho más adulta y madura, y pierde aquellas características que contrastan a la protagonista con Rochester.

Por lo general, al igual que con la adaptación del 43, se toma bastantes licencias. Tenemos el caso de la Sra. Fairfax, que por una miradita se nos da a entender que sí sabe sobre el secreto de Rochester, o Rivers, quien es apasionado y hasta abraza a Jane en medio de su tremendo discurso “romántico”.

Cabe la pena destacar nuevamente la música, que en algunas escenas consigue que se te pongan los pelos de punta, y la escenografía y juego de colores: escenas oscuras y terroríficas versus las brillantes y alegres que representan los pocos momentos de alegría en la vida de Jane.

Lo mejor: La música de John Williams. El crudo retrato de Lowood.
Lo peor: Jane se ve muy adulta. Transiciones entre escenas toscas, con poca prolijidad. Las benditas licencias artísticas.
Lo interesante: Rochester cantando. Rivers soltando su declaración con toda la pasión del mundo.


JANE EYRE
Película, 1996. Con Charlotte Gainsbourg como Jane Eyre y William Hurt como Mr. Rochester.

Esta película también me sacó lágrimas, y como no podía ser otra cosa, la culpa la tiene Lowood. Hay escenas con música sublime que son muy conmovedoras —como Helen dándole un pan a Jane, o Miss Temple consolando a las niñas después de que les cortaran el cabello—, que es sinónimo de la excelente construcción de la amistad entre Jane Eyre y Helen. En pocas tomas el director y el guionista consiguen que sintamos mucha empatía hacia estas dos pequeñas, por lo que los sucesos posteriores golpean con mucha más fuerza.

Sin embargo, debo confesar que sólo la primera mitad de la película se salva, la otra no me gustó nada. Mucho tiene que ver la pésima química entre Gainsbourg y Hurt, además de lo robóticos que resultan ambos. A Rochester le falta pasión; con el pasar de las escenas gana en interpretación, pero nunca alcanza al del libro. La interpretación de Gainsbourg como Jane es más cercana al personaje, pero no resulta creíble que se enamore de Rochester en ningún momento.

El guión se toma bastantes licencias pasado el ecuador de la adaptación —en la confesión omite frases claves, imperdonable aquello—, y pierde mucho con los actores y la dirección. Las escenas más importantes son muy frías, casi indiferentes, y el espectador no consigue empatizar con la historia de Jane. En definitiva es una de las adaptaciones que menos me dejó, en particular por la dinámica de Jane y Rochester, que debería ser la guinda del pastel.

Lo mejor: Música y escenografía maravillosas. Lowood.
Lo peor: Nula química entre Jane y Rochester. Interpretaciones robóticas. Ambientación deficiente en las escenas más tétricas.
Lo interesante: Se reemplaza el dúo de Rochester y Blanche por un baile.


JANE EYRE
Película, 1997. Con Samantha Morton como Jane Eyre y Ciaran Hinds como Mr. Rochester.

Esta adaptación se toma bastantes licencias en términos de guión —y hay tomas graciosas que le quitan seriedad al asunto—, pero Morton y Hinds como Jane y Rochester respectivamente son bastante decentes.

La primera parte resume bastante lo que ocurre en Gateshead Hall y Lowood, y no tiene tanto peso como en otras versiones. Rochester es bastante más pesadito, su violencia en ciertas escenas exacerba aquellos aspectos del personaje que en libro eran más bien una pincelada —aunque me parece bien ese énfasis—, y Jane tiene gestos y miradas más desafiantes —si bien hay una escena en particular que no queda bien pues se sale demasiado de lo que es el personaje—. Acá la dinámica entre ambos sí es creíble, y la historia está contada de tal manera que resulta fácil seguirla, con buenas transiciones y excelente música.

Sí debo destacar que Saint Johns Rivers es Rupert Penry-Jones, y ¡oigan!, es casi imposible rechazarlo, jeje. Esta parte es bastante acelerada (Mary no existe de hecho), y se omite todo el rollo de la herencia y el tío John Eyre, así que Jane regresa a Thornfield sin nada más que lo puesto, algo mucho más realista que lo que plantea el libro, con esa herencia caída del cielo. La escena final es muy triste.

Lo mejor: Samantha Morton muy sólida como Jane. Buena música. Rochester pesado y violento, como siempre debió ser.
Lo peor: Jane se sale del personaje del libro en algunas escenas por culpa del guión. La escena de la boda tiene una parte graciosa que le quita dramatismo al descubrimiento del secreto de Rochester.
Lo interesante: Rupert Penry-Jones como Rivers. En esta adaptación es más explícito que Rochester quería poner celosa a Jane con Blanche Ingram.


JANE EYRE
Película, 2011. Con Mia Wasikowska como Jane Eyre y Michael Fassbender como Mr. Rochester.

Como es usual en las adaptaciones más modernas, el director opta por seguir una narrativa no lineal, para hacer más atractiva la historia para el espectador —supongo que es ese el motivo, ya que de todas maneras se podría seguir un ritmo lineal sin problemas—, por tanto, tenemos que la película empieza con Jane escapando de Thornfield, y en su delirio volvemos al pasado, a los tristes días en Lowood, mientras en el presente despierta para encontrarse a los Rivers cuidándola. Las breves escenas con Helen son conmovedoras: el afecto sincero de dos niñas en un mundo que reniega su existencia.

Wasikowska y Fassbender se apegan bastante bien a la interpretación clásica de los personajes; él, en particular, le saca lustre al lado más arisco de Rochester, y ella, a ese aspecto juvenil, etéreo y seco, sin embargo, no son mis favoritos. Se presenta también una mirada más benévola sobre Saint John: sonríe, es más humano que en otras adaptaciones.

La música es de diez y el director juega mucho con las luces y las sombras, en las escenas con iluminación a vela sobre todo, aumentando ese aire tétrico que tan bien queda con el libro. Aplausos para la escena previa a la partida de Jane de Thornfield, muy bien ejecutada.

Lo mejor: La música espectacular. La iluminación. Un Saint John más humano.
Lo peor: Fassbender se queda corto. No existe Miss Temple.
Lo interesante: La escena previa a la partida de Jane es sublime, y pone de manifiesto el carácter de la protagonista, que no faltará a sus principios.


No he comentado la adaptación de la BBC de 2006, una miniserie de 4 capítulos, ya que no la visualicé para la lectura del libro en el club, sino que muchos años antes, pero mantengo mi apreciación de que es la mejor conseguida de todas: Ruth Wilson es una Jane Eyre magnífica y Toby Stephens no se queda atrás como Rochester. Si me debo decantar por una adaptación, que sea esta. Ciento por ciento recomendada.

Resumiendo, Jane Eyre es una novela completamente vigente para las generaciones actuales: su aguerrida protagonista, sus personajes bien perfilados, su trama con un toque oscuro, los parajes fríos y desolados de la campiña inglesa, todo suma para regalar al lector una historia que se convertirá, estoy segura, en la favorita de muchos.

Club de lectura Jane Austen: Lady Susan, Los Watson y Sanditon

20.4.20

¡Hola, hola! ¿Cómo están? ¿Cómo sigue la cuarentena? Por mi parte, avanzo en mi proyecto para el Camp Nanowrimo, pero si han notado, también he estado con ánimos para retomar el blog y ver si puedo mantenerlo a flote con este ritmo de publicación (dos entradas a la semana suena razonable); ya veremos si lo consigo una vez regresemos a la “normalidad”.

Parte de este retomar el blog tiene que ver con ponerme al día con las reseñas y otras entradas pendientes, entre ellas, las del club Dear Jane y Dear Classics. Ya nos adentramos en la lectura de las hermanas Brontë cuando retomamos el club allá por septiembre del año pasado, así que prontamente quiero dejar al día las entradas de Jane Austen y dar paso a las de obras tan emblemáticas como Cumbres Borrascosas y Jane Eyre. Por cierto, tenemos un grupo en Goodreads donde comentamos sin tapujos cada lectura, visítenlo y anímense a sumarse (ahora estamos leyendo La inquilina de Wildfell Hall de Anne Brontë).

Sobre Jane Austen, en el club Dear Jane leímos en su momento las seis novelas principales, pero también decidimos continuar con su única novela corta, Lady Susan, y sus dos novelas inacabadas, Los Watson y Sanditon.

Comentario personal

De las tres obras contenidas en la edición que decidimos leer en el club (Plutón Ediciones), es Lady Susan la que destaca por lo diferente que resulta su planteamiento.

Además de ser la única completa de las tres, es protagonizada por una villana y narrada de forma epistolar; acá Austen hace gala de uno de sus temas favoritos, la mala madre. En Lady Susan, la figura de este cautivador y maquiavélico personaje eclipsa toda la novela, y es quien tiene una sujeción terrible sobre su hija Frederica, la que, a lo Anne Elliott o Fanny Price, se ve sometida a desdichas y calvarios causados por su propia madre.

Muchos personajes salen mal parados en este relato: los hombres son simples accesorios, juguetes utilizados por lady Susan para su total conveniencia. Es impresionante lo que consigue con Reginald, uno de los protagonistas, quien se jactaba de tener una opinión tan desfavorable sobre Susan y que luego sufre una transformación brutal.

Lamentablemente no contamos con un desenlace en condiciones, ya que el epílogo no es más que un resumen, una pincelada apenas, y acabamos la novela sin acabar de entender a lady Susan y sus motivos. ¿Diversión? ¿Dinero? ¿Qué pretendía con todos esos tejemanejes? A pesar de este punto en contra, Lady Susan es un ejercicio radicalmente opuesto a todas las novelas austenitas, y lamento que no haya llegado a nuestras manos una versión más extensa de esta historia, seguramente sería la mejor novela de Austen, pues los villanos se le dan bastante bien.

Los Watson en cambio se apega más a sus novelas cumbres, sin embargo, es también el augurio de una historia con final triste, el reflejo de la vida de la autora, la realidad hecha historia. Los Watson —novela inacabada— comienza con una chica criada en una familia de buena cepa, que ve su futuro destruido y debe regresar a sus orígenes. Sin embargo, Emma Watson no es una Fanny Price, sino una Elizabeth Bennet con una pizca de Elinor Dashwood que modela su carácter. Es la mezcla de los dos tipos de heroínas austenitas: la tímida y la vivaz. Es una protagonista que se da a querer rápidamente, muy Catherine Morland si necesitan otra comparación.

Hay dos puntos que destacan en esta idea que Austen trabajaba. Uno tiene que ver sobre la relación de la nobleza con las clases más bajas: resulta curioso que nada menos que un lord se acerque tan fácilmente a alguien de la clase social de Emma, casi inverosímil. Es interesante imaginar hacia dónde se dirigía Austen. El otro punto tiene que ver con algunas pistas que auguran un escenario contrario al de Orgullo y Prejuicio o Sentido y Sensibilidad: en vez de tener hermanas que se llevan relativamente bien, acá algo hace pensar que tendríamos una dinámica familiar más tóxica, donde el amor fraternal tal vez no sería tal.

Por último, Sanditon es quizá el más pesado para mí, simplemente por sus personajes insoportables, muchos de ellos ya retratados en Mansfield Park o La abadía de Northanger. Comienza de forma entretenida, con un accidente, acción en sus primeras planas, algo a lo que Jane Austen no nos tenía nada acostumbrados. Volvemos a situarnos en un pueblito costero equivalente a Bath, apuntando a ser un retrato de la época, pero resulta difícil adivinar hacia dónde se dirigía, si más hacia el drama de Mansfield Park, o hacia la comedia de Emma.

Para todos los que gusten de Austen, este libro es lectura obligatoria: averiguar de dónde nacieron las ideas que después de convirtieron en clásicos, en estos relatos está la receta secreta que todo amante de Austen necesita conocer.


Comentario de las adaptaciones

LOVE & FRIENDSHIP
Película. Amazon Studios. 2016. 93 min. Con Kate Beckinsale como Lady Susan, Xavier Samuel como Reginald y Chloë Sevigny como Alicia Johnson.

Resulta curioso que esta adaptación tome su nombre de la colección de poemas e historias cortas juveniles de Jane Austen; quizá el título original de la obra en la cual se basa no era lo suficientemente comercial en opinión de Amazon (¿hola, Emma?).

Por lo demás, Love & Friendship es una adaptación bastante correcta de Lady Susan. Sí tiene un tono más cómico que la novela corta, la cual ostenta un corte más dramático, pero Beckinsale logra retratar bien a esta mujer encantadora que esconde un espíritu villanesco. La música es brillante.

Sí eché en falta mayor uso de las cartas, se pudo haber aprovechado mucho más su existencia. Al parecer, son pocas las adaptaciones capaces de utilizar bien este recurso, y sacarle provecho. Los post-créditos, esos sí son una genialidad.

Por último, una de las escenas finales no ayuda con el desenlace real de la obra; la novela es enfática en decir que “se ha roto el encantamiento” de Reginald, pero acá se deja un tanto abierto.

Jane Austen pudo habernos encantado con más historias, y tenía el potencial de incluso sorprendernos con un personaje tan magistral como lady Susan. Es ella quien brilla en esta colección de obras menores, y de la que gustosa leería más si la autora nos hubiese deleitado con ello.

Por lo demás, para todos los que gusten de Austen, este libro es lectura obligatoria: averiguar de dónde nacieron las ideas que después de convirtieron en clásicos, en estos relatos está la receta secreta que todo amante de la pluma de esta autora necesita conocer.

Club de lectura Jane Austen: Emma

28.10.19

¡Hola! Hace poco anuncié que con Angie, Kathe y Pri habíamos decidido retomar el club de lectura Dear Classics, el cual empezó con un maratón de todas las obras de Jane Austen. En estos momentos nos encontramos leyendo a las hermanas Brontë (específicamente el sábado recién pasado tuvimos la junta para comentar Agnes Grey y ahora comenzaremos El profesor), así que me dije que debía seguir poniéndome al día con los comentarios de los libros de Jane Austen, de manera de cerrar el ciclo y dar paso a los nuevos tiempos. Ahora se ha sumado Dani, y además abrimos un grupo en Goodreads por si les interesa visitarlo.

En el blog también encontrarán mis siguientes comentarios de libros de Jane Austen, todos en el contexto del club de lectura:


Sin dilación, a continuación mi comentario de Emma, sexta y última novela que leímos en el club, antes de dar paso a las novelas cortas y biografía (cuyas reseñas también encontrarán por acá en un par de semanas).

Comentario personal

Tenía un grato recuerdo de Emma desde la primera vez que lo leí. Así que pensé que su relectura sería igual de agradable. No fue así; creo que lo releí muy pronto, y eso hizo que perdiera el interés. Lamentablemente tenía muy frescos los hechos en mi memoria, lo que lo volvía predecible.

Sin embargo, hice el esfuerzo considerando que era la última novela de Jane Austen que leeríamos en el club Dear Classics. Había que intentarlo, y logré llegar al final. Aplausos para mí.

La historia de Emma es muy distinta a la de las otras 5 novelas de Jane Austen. No la trama, porque después de todo Austen se centraba en la figura del matrimonio en la sociedad inglesa, entre otros temas tales como la familia, la amistad y los malentendidos. Todo esto está presente en Emma, así que no se preocupen; Jane Austen no los defraudará. Cuando hablo de “distinta”, es que Emma (el personaje) y su background son radicalmente opuestos a las otras heroínas Austen. Emma Woodhouse es una chica joven, rica, culta, bella e inteligente. Su patrimonio es de nada más y nada menos que 30.000 libras (para que se hagan una idea, Mr. Darcy ganaba 10.000 libras al año), así que puede llevar una vida holgada y feliz sin mayores preocupaciones.

No sólo eso: Emma no tiene ningún interés en casarse, y producto del aburrimiento que vive en el pueblito de Highbury no se le ocurre una mejor idea que ser la casamentera del lugar. Es así que empiezan los enredos y situaciones risibles, que nos acompañan de principio y final.

Emma es uno de mis personajes favoritos de todas las novelas de Austen. No solo es carismática, alejándose del arquetipo representado por Elizabeth Bennet, Anne Elliot o Fanny Price, sino que además es una buena persona, arrogante y terca por momentos, eso no podemos negarlo. Sin embargo, la naturaleza de Emma es benévola. Hay algo en ella una candidez natural que acaba seduciendo al lector.

Mr. Knightley es ese héroe austenita maduro, un coronel Brandon en potencia, pero que por momentos actúa como un hermano, o incluso como un padre para Emma, lo que resulta bastante curioso, por decir lo menos. Sin embargo, Knightley es la contraparte perfecta para nuestra protagonista, una jovencita con la cabeza no bien puesta sobre los hombros.

A diferencia de Mansfield Park, que me aburre con su cerrado esquema de personajes y ambientaciones, Emma consigue encandilarme lisa y llanamente gracias a las bobadas que protagoniza su personaje central. Lo bucólico que pudiese parecernos Highbury se esfuma con las tonterías que Emma crea: los enredos con Harriet, los jueguecitos con Frank Churchill, el tiro por la culata con Mr. Elton… Todo puede devenir en lo absurdo.

Tiene varios puntos que pudiesen espantar a los lectores poco habituados a Austen o a los clásicos en general, pero creo que su tono cómico y su galería de personajes ayudan mucho a que sea una lectura grata y divertida. Eso sí, no hay que espantarse con ciertas actitudes poco amables de Emma; es parte de su encanto.


Comentario de las adaptaciones

EMMA
Miniserie BBC, 4 episodios, 2009. Con Romola Garai como Emma, y Jhonny Lee Miller como Mr. Knightley. 

Me encanta esta miniserie. Hay algo en ella, a pesar de las licencias que se toma, que le hace justicia al libro. Tal vez es Romola Garai, quien encarna a Emma casi a la perfección; lo bien retratado que queda Highbury en la pantalla chica, con paisajes campestres idílicos; o la composición y música, que resultan en una delicia sensorial para todo amante de los period dramas.

Como indico en el párrafo anterior, Garai es una Emma perfecta, por decir lo menos. Tiene la candidez, la belleza, la inocencia y la testarudez del personaje del libro. No solo eso: para quienes la Emma del libro resulte antipática por momentos, la Emma de esta miniserie jamás será odiosa.

Jhonny Lee Miller como Mr. Knightley es otro acierto. No por nada interpreta a Edmund Bertram en una adaptación más antigua de Mansfield Park; el actor tiene madera de héroe austenita, y acá sale a relucir. Sí debo confesar que lo prefiero como Edmund que como Mr. Knightley. Tal vez es su voz, la cual suena joven, o su aspecto, que no se condecía con mi imagen de un George Knight de más de treinta y cinco años.

Curioso que Mr. Elton no sea otro que Blake Ritson, Edmund de la más reciente adaptación de Mansfield.  Rupert Evans como Frank Churchill es un acierto también. En general, el reparto se desenvuelve sin problemas; quizá Laura Pyper como Jane Fairfax fue la que menos rindió, en mi opinión (ya que Jane es el personaje diametralmente opuesto a Emma).

La escenografía, la ambientación, la música, el vestuario, todo es maravilloso. Dan ganas de meterse en la pantalla y vivir la época, a lo Austenland (yep, la película con Keri Russell). Recomendadísima.

Lo mejor: Romola Garai como Emma. La puesta en escena de otro mundo.
Lo peor: Algunos cierres de capítulo no acaban acertadamente, causando que el interés decaiga.
Lo interesante: Knightley se aleja un poco de la caracterización del libro, pero curiosamente resulta en que el personaje sea más cercano para el espectador.

Resumiendo, Emma es una novela que dista del resto de la obra de Austen, en particular gracias a su protagonista, un personaje que lidera en todo momento y que se roba las páginas, opacando incluso a su contraparte masculina. Cómica, sagaz, divertida, esta novela es recomendable sólo para aquellos que ya hayan leído a Austen al menos una vez.

Club de lectura Jane Austen: Mansfield Park

10.3.19

Hola a todos. Me había alejado un tiempo del blog, evaluando si valía la pena mantener este espacio abierto o dedicarme ciento por ciento a mi cuenta de Instagram, donde actualmente paso casi todo el tiempo que dedico a las redes sociales (el cual no es mucho). Pero por alguna razón, estas últimas semanas me ha estado dando vueltas en la cabeza la idea de regresar a este lugar y bueno, creo que le daré una segunda oportunidad a blogger antes de arrojar la toalla por completo. Por mientras, iré actualizando algunas reseñas que se me habían quedado en el tintero, entre ellas, tres o cuatro del club de lectura Jane Austen, el cual concluyó hace ya varios meses.

A modo de recordatorio, encontrarán en el blog comentarios de otros libros de la autora:

Comentario personal

De Mansfield Park tenía pésimos recuerdos. Conocí la historia gracias a la película de TV del 2007 (aquella protagonizada por Billie Piper) y, al verla antes de leer la novela, me había hecho una idea de lo que iba a encontrar entre sus páginas. La primera lectura fue un desastre. Este relectura, por otro lado, me encontraba más grande, con más bagaje lector, y más capaz de soportar a Fanny y compañía. Así que vayamos a la reseña. Les advierto, no hay afecto de mi parte para Mansfield Park, así que no se sorprendan si cada ciertas líneas brota mi mal humor.

Mansfield Park trata sobre la familia Bertram, sobre sus 4 hijos —cada uno muy distinto el uno del otro— y sus relaciones con los hermanos Crawford, todo esto desde la humilde mirada de Fanny Price, una prima sin medios económicos que llega a vivir a Mansfield.

Esta novela es, desde mi punto de vista, la más moralista de Jane Austen, y la que más crítica contiene. Asimismo, es la que más explora los caracteres de los personajes, la que más profundiza en sus posiciones y decisiones, poniendo de manifiesto los defectos de sociedad de su época valiéndose de una galería de personajes muy variopinta.

Fanny, debido a sus orígenes y a sus vivencias en la casona, se distingue mucho de sus primos, y por lo mismo su mirada es parcial e imparcial a la vez: parcial porque se ha relacionado durante años con sus primos, y tiende a manifestar piedad hacia ellos; imparcial porque en un momento Fanny se transforma en un juez rígido y se erige con su superioridad moral por sobre todos los demás, sin ser capaz de ser autocrítica y de admitir sus propios errores y falencias.

Sin embargo, también Fanny es un personaje absurdo en el sentido que toma decisiones absurdas, las cuales atentan contra su salud y su dignidad (eso de no tener fuego en la habitación, de ceder su caballo sin decir ni pío, de caminar kilómetros simplemente por querer saber qué ocurría con su querido Edmund sin preocuparse de su condición física) y, por otro lado, que es exageradamente buena y abnegada (por momentos, una drama queen en todo su esplendor).

Edmund, por otro lado, intenta ser el guía y el hijo perfecto, pero fracasa absolutamente cayendo frente a los Crawford sin darse cuenta. Al final, incluso cuando Edmund se distingue de sus hermanos por sus rígidos principios, termina siendo igual a ellos.

Los Crawford son mis personajes favoritos, y dos de mis “villanos” favoritos de los libros austenitas: su capacidad de manipular, de jugar con las personas, su carisma, su capacidad de conseguir lo que se proponían… Eran simplemente brillantes. Mary rompía los esquemas al dar libremente su opinión, y de hecho en el libro es criticada por Edmund y Fanny por ese “defecto”.

De por sí, Mansfield Park es una novela de negativos: tanto Fanny como los otros personajes representan muchos defectos humanos, y por lo mismo cuesta empatizar con ellos pues es un libro pesimista, no hay personaje que salve la situación. Mansfield es un barco que su hunde, una familia en desgracia, e incluso hasta el final (que para mí es una especie de broche empalagoso con el que se quiere premiar a la heroína) siento que Mr. Bertram está metido en un buen lío al ser esposo y padre de una familia como la suya.

Lo que sí se debe destacar, sin ninguna duda, es que este libro nos recuerda que a pesar de que fue escrito hace 200 años, hay situaciones que no han cambiado en nuestra sociedad, como lo es el doble rasero que se le aplica a un hombre y una mujer en una misma situación. Aunque Henry cae en el mismo error impúdico que Maria, sólo ella paga las consecuencias; Henry es perdonado al instante por las mismas personas que condenan a Maria al ostracismo y la soledad.

En resumen, un excelente retrato de la sociedad de la Regencia, pero un tanto insoportable producto de sus personajes poco carismáticos y su protagonista pusilánime.


Comentarios de las adaptaciones

MANSFIELD PARK
Película para TV. BBC. 1999. 112 minutos. Con Frances O’Connor como Fanny Price y Jonny Lee Miller como Edmund Bertram.

Cuando pienso en esta adaptación, recuerdo lo mucho que me incomoda pensar en que la BBC estuvo detrás de ella, cuando 4 años antes había hecho una maravilla con la adaptación de Orgullo y Prejuicio.

Claramente es una adaptación muy, muy libre. Sí, hay cosas que siguen el mismo rumbo, pero en general, cuando la visualizas, te chocan mucho aquellas cosas que difieren con la historia original. Fanny no es la jovencita delicada y a la que le cuesta dar sus opiniones; Mr. Bertram es uno de los villanos después de que Fanny descubra la verdad detrás de su estadía en las colonias. Miss Crawford tampoco es de mi agrado, francamente el personaje no queda con la actriz. Quizá quienes más me gustan son Edmund y Mr. Crawford, creo que emulan mucho mejor que los demás a sus símiles novelescos.

Esta adaptación no destaca mucho por la visual, ni la música; en general es bastante plana y, después de haberla visto hace ya un tiempo, puedo decir que no es memorable más allá de un par de escenas interesantes (como la de Henry Crawford cortejando a Fanny). El final es un tanto cómico; claramente el director estaba de excelente humor cuando la grabó.

Lo mejor: Jonny Lee Miller como Edmund cuando enfrenta a Mary Crawford hacia el final de la película. Mr. Crawford.
Lo peor: Fanny y su carácter diametralmente opuesto al de la novela. Miss Crawford. Los dibujos de Henry sobre su padre en las Indias Occidentales.
Lo interesante: Las escenas de Mr. Crawford cortejando a Fanny en Portsmouth y la relación de esta última con su hermana Susan.

MANSFIELD PARK
Película para TV. ITV. 2007. 88 minutos. Con Billie Piper como Fanny Price y Blake Ritson como Edmund Bertram.

Esta adaptación es un poco más agradable de ver que la de 1999; sin embargo, también se queda corta en lo que respecta al guión y a los personajes. No sé si existe una adaptación más fiel de Mansfield (creo haber leído por ahí que ninguna le hace justifica a la novela), pero si debo elegir entre la de la BBC y esta, me quedo con la de Billie Piper por lejos.

Aunque ojo, tampoco es que sea la gran maravilla. En esta versión, si bien Piper encarna una Fanny mucho más cándida y relativamente más fiel al original, está demasiado sana, pues el personaje se caracteriza por ser débil físicamente, y acá no vemos a Fanny padecer absolutamente nada. Edmund no me gustó demasiado. En este apartado, Miller es un mejor Edmund que Ritson.

Quienes sí me gustan mucho son Mr. y Mrs. Bertram, quienes comparten una escena muy linda hacia el final, y Henry y Mary Crawford, esta última interpretada por Hayley Atwell, a quien le queda de maravilla el personaje pues tiene el carisma y la astucia de la Mary del libro.

Visualmente esta adaptación es mucho más agradable, con sus paisajes, sus coloridos contrastes, y tiene una composición musical más “campestre”, lo que acompaña muy bien el desarrollo de la historia.

Lo mejor: Mrs. Crawford y su carisma. Los paisajes, la fuerte presencia de la naturaleza y su asociación con Fanny.
Lo peor: El recorte de gran parte de la trama después de que Crawford empieza a cortejar a Fanny. Las hermanas Bertram se ven bastante disminuidas en protagonismo.
Lo interesante: Hay una escena de Edmund entrando al cuarto de Fanny en una situación comprometedora para la época que es bastante curiosa, por decir lo menos.

A modo de conclusión, Mansfield Park es un excelente retrato de la sociedad inglesa de la época de la autora, como ocurre con todas sus novelas. Sin embargo, en esta se exacerban los defectos de los personajes, cayendo un poco en el juego shakespeareano de representar la realidad casi como una caricatura. Puede gustar a muchos, no obstante, para mí es la novela que menos me agrada de Jane Austen, principalmente por sus personajes principales, extremadamente sosos y moralistas, quedando en segundo plano los villanos, quienes destacan ampliamente sobre los primeros.

Comentarios sobre las otras novelas de la autora
Orgullo y prejuicio
Persuasión
Sentido y sensibilidad
La abadía de Northanger

Club de Lectura Jane Austen: La abadía de Northanger

11.7.18

Se suponía que iba a ponerme al día mucho antes con el club de lectura Dear Jane, pero habiendo abandonado el blog sin más, estas entradas quedaron relegadas hasta hoy. Llegó el momento de pagar mis deudas (?). Así que, esta vez de verdad, no se extrañen de ver estas entradas con cierta regularidad, ya que debo llegar hasta la biografía de la autora y me quedan algunos libros de por medio (ya los leímos todos, ojo).

A modo de recordatorio, en el blog pueden encontrar los comentarios de:

Ahora sí, manos a la obra.

Comentario del libro

La abadía de Northanger es, con creces, la novela más ligera y tragicómica de Jane Austen. A diferencia de Orgullo y prejuicio, donde la crítica al matrimonio y al rol de la mujer impregna todas las páginas, es bien conocido que con La abadía de Northanger Jane Austen quiso satirizar la novela gótica de la época, llevando a su joven heroína, Catherine Morland, a un arriesgado viaje a Northanger Abbey y enfrentando sus irrazonables imaginaciones contra la aburrida realidad.

Esta relectura subió mi apreciación, principalmente porque fue refrescante encontrarme con una historia entretenida y personajes carismáticos después del chasco de Sentido y Sensibilidad (esquivaré sus tomatazos).

Catherine es una heroína entrañable, ingenua, dulce, y en esta ocasión fue mi guía, descubriendo los tejemanejes del resto de los personajes desde su punto de vista. Cathy es un persona sensible, que ve lo mejor de los demás y lamentablemente se ve arrojada a un mundo mucho más cruel y despiadado del que ella está acostumbrada. Vivir en un entorno idílico, como bien señala Eleanor Tilney en algún momento de la novela, no ha preparado a Catherine para vivir en el “mundo real”. Por lo mismo, sufrimos cuando se percata de que sus supuestos amigos no son más que unos embusteros, y que tanto ella como su hermano se ven perjudicados por los juegos de Isabella.

En La abadía de Northanger Catherine ve sus afectos comprometidos, por un lado, por Isabella Thorpe, y por otro, los Tilney, particularmente Henry, lo que la pone en situaciones difíciles debido a que Isabella y Tilney entienden de maneras distintas el interactuar en sociedad.

Lo sorprendente es que Henry Tilney escapa del modelo del héroe austenita, proponiéndonos uno más carismático, divertido y juguetón. Tilney azuza a Cathy a pensar, a formar su propia opinión, a desafiar las convenciones sobre la educación de una dama; es por ello que Henry, para mí, se ha ganado el mote del personaje feminista de Jane Austen.

Isabella, por otro lado, es el Wickham de esta historia, es ese personaje doble estándar, que al principio hace caer a la protagonista en su trampa, pero que tarde o temprano recibe de su propia medicina porque construyó su caída.

Además, fuera de lo cómico que resulta la historia en general, Jane Austen no deja de criticar la falsedad, las amistades por conveniencia y cómo el dinero mueve a las personas. Creo que estas temáticas traspasan épocas, y por ello Austen sigue siendo una autora vigente: supo estudiar al ser humano y luego expresar sus fortalezas y debilidades de una manera limpia, sin engaños, sin parches.

Cierro este comentario aludiendo a una idea que encontré potente, y que se repite hoy: no debemos tomarnos a la ligera el llamar a alguien “amigo”. La amistad no es solo tener cosas en común; es, como toda relación, algo que se construye, algo que tiene altos y bajos pero que es íntegro el cien por ciento del tiempo. Por ello, una persona no puede ser nuestra amiga al mes de conocerla; el tiempo es vital para construir y mantener una amistad. Siempre es mejor tener un amigo valioso que diez pasajeros.


Comentario de las adaptaciones

NORTHANGER ABBEY
Película para TV. ITV. 2007. Con Felicity Jones como Catherine Morland y JJ. Field como Mr. Tilney.

Tengo una preferencia particular por esta película. Aquí me enamoré de los actores, y les sigo la pista desde entonces. Y es que JJ. Field y Felicity Jones interpretan a Henry Tilney y Catherine Morland de manera entrañable. Desde el minuto uno hasta el final de la adaptación se mantienen dentro del personaje, incluso cuando la libertad del guionista lleva a Cathy a padecer unas pesadillas un tanto morbosas, por decir algo.

Es cierto que también se toma otras libertades, pero en general esta película se acerca bastante al libro: Isabella, Eleanor, el general Tilney, Mr. Thorpe, todos están muy correctos.

También la ambientación es una delicia: la casa de Cathy, las escenas en la ciudad, la abadía propiamente tal reflejan, a través de sus colores y encuadres, las emociones y preguntas de la protagonista.

Creo que es un excelente punto de partida para descubrir las obras de Austen en la pantalla (ya sea grande o chica).

Lo mejor: El reparto. JJ. Field como Henry Tilney.
Lo peor: Las pesadillas de Cathy. El recorte de algunas escenas relevantes en el libro.
Lo interesante: Las escenas de Isabella mostrando sus verdaderas intenciones. La carrera de caballos entre Cathy y Henry (momento tierno).

Concluyendo, La abadía de Northanger es ideal para aquel lector que quiere conocer a Jane Austen, pero se siente intimidado por su fama y/o la extensión de sus otros libros. La abadía es una lectura entretenida, mordaz y actual, donde se cuestiona la amistad verdadera y, aunque no lo crean, si leer muchos libros puede ser perjudicial.

Comentarios sobre las otras novelas de la autora
Orgullo y prejuicio
Persuasión
Sentido y sensibilidad

Club de lectura Jane Austen: Sentido y sensibilidad

28.1.18

Vuelvo con un casco anti-tomates. ¡Pensar que en febrero del año pasado (yep, casi un año atrás) prometí ponerme al día con el club Jane Austen, pero no! No, no me lancen cosas podridas. La verdad: contarles de qué van los libros de Jane sin destripar el argumento me cuesta y mucho. Estas entradas se me hacen cuesta arriba, pero las redactaré, por el bien del club (espero que aprecien esto, chicas).

Sorry por los spoilers.

Comentario del libro

Sentido y sensibilidad fue el tercer libro leído en el club, y puedo decir, con perspectiva, que fue una excelente decisión leerlo entre Persuasión y La abadía de Northanger. Creo que lo he dicho con anterioridad, pero no está demás repetir que ya he leído las seis novelas principales de Jane Austen, así que este club me ha permitido contrastar la percepción de mi yo adolescente con mi yo adulta (en la mayoría de los casos, porque Emma lo leí recientemente).

Sentido y sensibilidad supuso, curiosamente, un choque apoteósico y sangriento. Recordaba amar este libro; fácilmente se ubicaba justo después de Orgullo y prejuicio. Con su relectura, ha tocado fondo, y creo que compite con Mansfield Park por el título del peor libro de Jane. (Nada es perfecto, damas y caballeros).

¿Qué cosas me molestaron esta vez? Pues bien, lo primero que destacaré es lo curiosa que me resulta (por no decir desconcertante) la relación fraternal de Elinor y Marianne. Cuando este libro se presenta —de manera superficial— como el enfrentamiento entre la sensatez y raciocinio de Elinor versus la volubilidad y temperamento de Marianne, uno esperaría ver, tarde o temprano, ese amor entre hermanas que les permitiría capear sus penosas circunstancias. No obstante, a lo largo del libro nos damos cuenta lo desligadas que están la una de la otra en todo sentido. Elinor y Marianne podrían ser muy bien personajes sin lazos sanguíneos. Es en las adaptaciones donde notamos el amor que sienten, no en el libro. En la novela, Elinor es la jueza de Marianne, y Marianne la crítica de Elinor.

Como si fuera poco, Marianne como personaje es francamente insoportable. Quizá se le puede perdonar por su edad (dieciséis años al comienzo de la novela), sin embargo, su falta de decoro y su abierto desdén hacia las formas sólo demuestran lo poco que le importa la situación de su familia. Marianne es un personaje egoísta, que sólo vela por sí misma, a diferencia de Elinor, quien trata de poner un poco de cordura en la cabeza de su hermana.

La pobre Elinor también debe lidiar con su madre. Al parecer, Jane Austen sentía un inmenso placer al ensañarse con la familia en sus novelas, y particularmente con la figura materna (la Sra. Bennet como la que más). La Sra. Dashwood es una mujercita con poco poder de decisión, pusilánime, que se apoya demasiado en su hija mayor cuando se trata de resolver situaciones complejas. Su ineptitud es una razón importante en la “caída en desgracia” de Marianne: de no haber estado tan embobada por sus sueños llenos de unicornios se hubiese percatado del peligro que corría su hija. Por suerte, el coronel Brandon, el héroe austenita por excelencia, estaba allí para resolver todo.

En Sentido y sensibilidad los héroes austenitas pecan de bobos y blandengues. Por un lado Edward Ferrars, quien por no ponerse los pantalones casi pierde al amor de su vida. Por otro, Willoughby, un cabrón de cuidado que estuvo a punto de redimirse pero le pudo la codicia. Tanto Edward como Willoughby representan la debilidad; en contraposición, Brandon representa la firmeza de carácter, y solo por su honor, compromiso, transparencia y perseverancia se gana el afecto del lector (no como los otros dos, que nunca dicen la verdad).

En mi primera lectura las desdichadas circunstancias de los personajes me constreñían el corazón; esta vez me desesperaban por lo absurdas que resultaban. Fue difícil empatizar con las Dashwood, pues parecen perseguir la infelicidad. Lo mismo me sucede con Brandon, queriendo repetir la historia: es aquí cuando alzo la voz y digo ¿en qué estabas pensando, Jane? ¿Brandon con Marianne? ¡No! ¡Mi ship era Elinor con el coronel! ¡Era lo razonable!

Por último, destacaré al personaje de Lucy Steele, quien, por estar al lado contrario de nuestra heroína, se gana nuestro odio. Pero no, no por default, porque Lucy Steele es una hipócrita de cuidado, un Willoughby más, a quien el dinero encanta y desencanta según corresponda.

Es por ella, por Willoughby, por Marianne y por Elinor que nos damos cuenta de una de las dinámicas de este libro: el amor versus el poder del dinero. Allí cuando Elinor y Edward renuncian, Willoughby falla y cae.

En resumen, me quedo con Brandon, pero solo porque debo (?) rescatar a alguien de esta novela. ¿Que el sentido le ganó a la sensibilidad? ¿O la sensatez a los sentimientos? Sólo por un pelo.


Comentarios sobre las otras novelas de la autora
Orgullo y prejuicio
Persuasión

Los clásicos de siempre #1

6.3.17

Siempre he pensado que no hay nada más razonable que leer de todo. Quizá, en algún momento de nuestras vidas, tendamos a encasillarnos en un género o un autor, sin embargo, el equilibrio es saludable y lo mejor es practicarlo.

Lo recurrente, en cambio, es que muchos lectores tienden a evitar ciertos libros: los temidos y a veces odiados clásicos. ¿Por qué se han ganado esa mala fama? ¿Tendrán algo que ver las lecturas obligatorias en los colegios? Cuando he hablado con otros lectores al respecto, siempre sacan a relucir lo mucho que odiaron El Quijote de la Mancha, El burlador de Sevilla o el Mio Cid cuando lo leyeron allá por sus 14 o 15 años. Y pienso: hay clásicos y clásicos, y hay momentos y circunstancias para leer este o aquel libro. Claramente, el sistema educativo no vela por esos factores condicionantes, sino que se remite a la parte cuantitativa: hay que leer cierta cantidad de libros al año, y punto.

El tema es que hay clásicos para todos los gustos. De hecho, hay clásicos contemporáneos, libros que sabemos que en cien años más se sumaran a las filas de esos libros atemporales. Puede que el libro que estás leyendo en este momento sea un clásico en cincuenta años más. Por ello, no deberíamos temerles a los clásicos de ayer, los de siempre. Hay déjà vus, hay paradigmas de la literatura universal, hay sorpresas.

Así que esta mini sección, que será esporádica y no demasiado planeada, apuntará a presentarles (o recordarles) aquellos clásicos que vale la pena disfrutar y exhibir en nuestro librero. Diré lo bueno, lo malo y lo feo, así podrán decidir si se ajusta a sus necesidades lectoras. No pretendo realizar un ejercicio extenso, serán más bien un punteo y una que otra apreciación personal sobre ciertos aspectos, que pueden o no ser acertados.


Jane Eyre

1847 · Novela realista

Cuando pienso en Jane Eyre, en primer lugar viene a mi mente el esquema general: chica pobre y desgarbada entra a trabajar en la casa de un gran señor y se enamora de él. Familiar, ¿eh? Es el molde de muchas historias, anteriores y posteriores a la misma.

Pero… Charlotte Brontë escribió una obra mucho más compleja que esta receta repetida a estas alturas. Las Brontë se caracterizan por ser escritoras realistas y costumbristas. A través de su obra conocemos cómo era la sociedad inglesa hace 200 años, e identificamos patrones que perduran hasta nuestros días. Quizá el más fuerte es las diferencias socioeconómicas de los protagonistas.

Lo que hace tan especial a Jane Eyre es que toca la fibra sentimental de lector al presentarnos a una protagonista que, si bien a primera vista es simple y apocada, en realidad es firme, íntegra y espera mucho más de la vida. Jane simula someterse a las restricciones de la sociedad de la época, pero en su mundo interior es libre, e intenta ser fiel a sí misma aunque eso implique tomar decisiones arriesgadas.

Mr. Rochester, por otro lado, es de esos personajes complejos que entendemos en el último tercio de la historia, pues antes de eso es una figura oscura y misteriosa. Mr. Edward Rochester (guiño al nombre, ya saben) es el modelo a seguir de muchos chicos malos de las novelas YA actuales, claro que Mr. Rochester los supera por mucho.

¿Lo malo de Jane Eyre? Que lamentablemente no es posible enfrentarse a esta historia sin conocer de antemano lo que pasará. Con tanta reseña, película y comentarios pululando por todos lados, sabemos de qué se trata el misterio que anuncian casi todas las sinopsis.

¿En qué momento debes leerlo? Cuando tengas tiempo, porque es un libro un tanto largo y complejo, minucioso hasta decir basta (como la mayoría de las obras costumbristas), y en invierno, porque los páramos de Thornfield y lo que ocurre en la casa de Mr. Rochester se adereza mejor con el ulular del viento y un deliciosa taza de té con leche.

Alicia en el País de las Maravillas

1865 · Novela infantil

Leí Alicia ya de mayor, y estoy muy agradecida por ello. Alicia es de esas historias aparentemente infantiles, pero que guardan muchas metáforas y lecciones para todas las edades. A diferencia de Peter Pan o El mago de Oz, Alicia en el País de las Maravillas se equipara a El Principito: una lectura te da un significado, y la siguiente lo cambia o te da otro.

Sin embargo, a pesar de sus acepciones más filosóficas, Alicia también es divertido y conmovedor. Es como una cebolla: lo componen capas y capas de juegos, enseñanzas y miradas.

Sus personajes son memorables: la pequeña niña que se pierde en un mundo demente, el conejo blanco que corre contra el tiempo, el sombrerero loco y la liebre en su eterno mundo del té (voy para allá con mi adicción), el gato de Cheshire, la reina de corazones y sus súbditos. Y cada uno nos deja moralejas descabelladas y cumple un rol en la aventura de Alicia, guiándola de forma a veces tortuosa, a veces sabia, en un mundo que no es otro más que la vida misma.

El universo de Alicia es rico en detalles, en curiosidades, en aspectos que tal vez son risibles en la primera lectura, pero más tarde, dándole vueltas y más vueltas, encontramos que son piezas fundamentales en una historia que funciona como un reloj.

Sin duda, este es un clásico que debería ser leído por todos, ya sea de niños, adolescentes, adultos o ancianos. Alicia en el País de las Maravillas es un libro que de una u otra manera te va a sorprender, y al que volverás cuando necesites un cambio de perspectiva.

Gracias a Penguin Random House por los ejemplares.