
Autoconclusivo
Gamon · 2021
416 páginas
ISBN 9788418711107
Helen acepta una cita a ciegas después de mucho tiempo, pero no está muy segura de que sea una buena idea. Luke le está diciendo que la conoce desde hace años, siglos incluso. Pero eso es imposible, su vida es la misma que la de cualquier otra mujer. Le acompaña con desconfianza a visitar el museo y para su sorpresa se reconoce a sí misma en una pintura de una joven en la Belle Époque de Francia. Debe ser una casualidad, no puede ser ella. Sin embargo, desde esa noche comienza a tener sueños muy vívidos sobre un amor trágico y vidas que se acaban antes de tiempo.
¿Está atrapada en una maldición? ¿Encontrará la manera de romper el ciclo? ¿O es ya demasiado tarde?
Comentario personal
Creo que compré este libro porque vi que alguien lo comparaba a La vida invisible de Addie LaRue, con el que me llevé una decepción; quería comprobar si esta novela resolvía de mejor forma un planteamiento similar. Ahora bien, es posible establecer algunos paralelismos, sin embargo, la novela de Sayers es distinta a la Schwab, particularmente porque su protagonista vive varias vidas, pero reencarna, a diferencia de Addie.
Una bruja en el tiempo relata la historia de Helen, una mujer de nuestra época que, de pronto, debido al encuentro con un desconocido que dice conocerla, empieza a tener recuerdos de otra vida. En aquel pasado, más de cien años atrás, una joven francesa llamada Juliet entabla relación con el pintor Auguste Marchant y, lamentablemente, las cosas acaban mal. Hay una razón por la que Helen puede recordar, no obstante, el desconocido, Luke, no puede entregarle toda la información. A medida que la vida de Juliet se le va develando en sueños, Helen descubre qué fue lo que ocurrió y por qué ha reencarnado cien años después.
La primera novela de Constance Sayers es una propuesta audaz de vidas pasadas, una maldición y amores inmortales. Me ha encantado la ambientación y el trabajo que le ha dedicado la autora a sumergirnos de lleno en cada vida pasada de Helen: no sólo visitaremos París en el 1890 sino también Hollywood en 1930 y Taos en 1970. Cada momento y lugar está bien descrito y ayuda a que sintamos ese viaje en el tiempo como lo que es, considerando que cada recuerdo en forma de sueños se intercala con la vida presente de la protagonista.
Juliet inspira mucha compasión, y la autora se toma su tiempo para que la conozcamos a cabalidad, además de construir lo que supondrá el punto de partida de la maldición. Posteriormente, Nora y Sandra también aparecen en el relato y, si bien sus intervenciones son más breves, cada una cumple un rol fundamental para que Helen pueda armar el rompecabezas y resolverlo antes de que se le acabe el tiempo
Luke Varner, el desconocido, también tiene un papel que desempeñar, si bien queda en segundo plano y sus interacciones con Helen son más bien una voz en off que la irá guiando en la medida de lo posible. Poco a poco, se irá revelando de qué maneras está involucrado en la maldición de Helen, y por qué lo ha encontrado en sus anteriores vidas.
Helen ha sido la versión de Juliet que menos me ha gustado. Sin querer, es el personaje que queda más desdibujado a comparación de sus predecesoras, y con el que menos conectamos. Por el contrario, Juliet, Nora y Sandra me han encantado. La autora consigue que cada una tenga rasgos en común con la otra
Los otros puntos en contra, además de Helen, son lo poco cosmopolita que ha resultado lo de las reencarnaciones y el final. Respecto del primer punto, es poco ambicioso para el relato que 3 de las 4 vidas se den en los Estados Unidos; hubiera dado mucho más juego y hubiese enriquecido la narración el emplear otros escenarios (Canadá, Inglaterra, Suiza, por mencionar algunos). El final, por otra parte, queda muy anticlimático para todo lo que sufre Helen a lo largo de sus vidas pasadas. Sin embargo, esta soy yo siendo ultra exigente.
En general, una lectura redonda, con excelentes ingredientes y un buen argumento.
Sobre la autora
