Winter ∙ Marissa Meyer
The Lunar Chronicles #4 (de 4)
Feiwel & Friends ∙ 2015
824 páginas
ISBN 9780312642983
Cinder ∙
Scarlet ∙
Cress ∙
Fairest ∙
Winter ∙ Stars Above
La princesa Winter es admirada por la gente de Luna por su gracia y bondad, y a pesar de las cicatrices que desfiguran su rostro, se dice que su belleza es más impresionante que la de su madrastra, la reina Levana.
Winter desprecia a su madrastra, y sabe que ella no aprueba sus sentimientos por su amigo de infancia y apuesto guardia de palacio, Jacin. Pero Winter no es tan débil como Levana cree, pues ha estado saboteando los deseos de su madrastra por años. Junto a Cinder y sus aliados, Winter podría tener el poder para iniciar una revolución y ganar una guerra que se ha librado por demasiado tiempo.
¿Podrán Cinder, Scarlet, Cress y Winter derrotar a Levana y conseguir sus finales felices?
Comentario personal
Es muy complejo escribir una reseña del libro que concluye una de mis sagas favoritas. No hay forma de que pueda expresar lo mucho que disfruté leyendo
Winter, y lo nostálgica que me sentí cuando llegué a la última página y me di cuenta de que el viaje junto a mis baes había llegado a su fin.
Creo que lloré. Por tanto, haré lo posible para explicarles lo que me pareció esta lectura. Desde ya, perdonen mis momentos fangirl *wink*.
Me encantan los tochos. Cuando averigüé que este libro tendría más de 800 páginas chillé de felicidad. ¡Ochocientas páginas de Cinder e Iko! ¡De Cinder y Thorne! ¡De Cress y Thorne! ¡De Cinder y Kai! ¡De…! Supongo que comprenden el concepto.
Después del final de Cress cualquier cosa podía pasar, y ochocientas páginas prometían epicidad. No me equivoqué.
A diferencia de Cress, que se sustenta con varios cliffhangers, Winter se siente como uno continuo, incluso en esos momentos de receso en los que los personajes se toman el pelo unos a otros y planean la estratagema que, sabemos, saldrá mal
porque son Cinder y compañía. Ya me comprenden. Hay una urgencia subyacente por llegar a la meta, la cual no es otra que derrocar a Levana, y aun cuando las cosas parecen en calma, siempre está Cinder allí para recordarnos de qué se trata todo.
Por otro lado, siempre he admirado a esos autores capaces de interesar al lector en cosas “superfluas”, como política o ideologías.
Marissa Meyer jamás me aburrió; Winter no fue un libro denso en ningún momento, sino todo lo contrario. Si la autora agregaba un compendio de quinientas páginas, yo no me iba a quejar.
"She’s our lost princess. And she’s coming home."
Lo mejor de estas ochocientas páginas es cómo convergen los diversos puntos de vista. De partida, hace su aparición estelar la princesa Winter —la hijastra de la reina Levana—, una chica que se dice es de una belleza incomparable, pero que se ha vuelto loca por no usar su don lunar desde los doce años. ¿Un personaje demente, literal? Interesante. Winter se ganó mi aprecio porque, además de ser amable y sincera, manipula usando su locura como excusa.
Como si fuera poco, junto a Winter tenemos a Jacin Clay, personaje que ya conocíamos por ser el guardia de Sybil Mira. Sin embargo, no es hasta
Winter que realmente entendemos sus motivaciones y lo vemos con su princesa.
Tanto Winter como Jacin son personajes controversiales: toman decisiones cuestionables y que en ocasiones no se pueden juzgar con ligereza.
Cinder crece mucho a lo largo de la saga. En cada libro la vemos aceptar una faceta que antes la incomodaba; observamos cómo vence obstáculos y aprende a confiar en sus aliados. Pasa de ser una mecánica hábil pero insegura a una chica calculadora y fuerte que está dispuesta a todo con tal de hacer lo que es correcto… enfrentarse a Levana antes de que sea demasiado tarde para todos. Sin embargo,
lo valorable de este personaje es que jamás pierde su esencia, algo particularmente notorio en las páginas finales. Cinder es altruista, sí; sin embargo, también es fiel a sí misma.
No puedo hablar de Cinder sin mencionar a Kai. El joven emperador también se desarrolla bastante en los cuatro libros. Lo curioso es que Kai, hasta
Cress, está en una posición de jaque, con las manos atadas, soñando con encontrar a Selene para que le ayude a solucionar sus problemas. Por momentos, peca de ingenuo; no obstante, en
Winter les tapa la boca a todos sus detractores
a mí no, que lo amo al tomar al toro por los cuernos. Basta de cháchara. Es un hombre de acción y eso queda demostrado en un par de escenas trascendentales.
Kai se gana mis aplausos y suspiros en cada una de sus apariciones. Es uno de mis personajes favoritos porque incluso rodeado de la pompa que significa ser el gobernante de la Mancomunidad Oriental, es sencillo, sagaz y usa el sarcasmo para salir de situaciones incómodas. Por eso sus pláticas con Thorne son tan graciosas y serias a la vez:
Kai no tiene reparos a la hora de usar la diplomacia como arma.
"I have returned and I am here to take back what is mine."
Cress y Thorne son personajes con los que fangirleé y sufrí mucho. Amo a Thorne, con sus maneras de criminal estiloso y sus sonrisas torcidas. Sin embargo, verlo en Winter en su faceta más solemne y vulnerable me arrancó muchos chillidos de emoción. Cress es achuchable en extremo, y adoré cómo enfrenta sus miedos siempre anteponiendo el bienestar de sus amigos.
Scarlet y Wolf son tal vez los más estáticos en lo que respecta a carácter, pues son luchadores y resilientes, cualidades necesarias para las aventuras de las Crónicas Lunares, pero eso no significa que lo tengan fácil, sino todo lo contrario.
Quizá por esa razón Marissa se ensaña especialmente con ellos y nos hace gritar de desesperación cada vez que aparecen en escena.
Iko, ¡mi androide favorito! El alivio cómico de la saga muestra sus múltiples dotes y al mismo tiempo
nos regala una de las escenas más hermosas de todo el libro.
Las dinámicas de los personajes son una delicia. Marissa Meyer ha hecho un excelente trabajo, primero, dotando de voces propias a cada uno de ellos, y segundo, permitiendo que dialoguen y se complementen de manera realista. No sólo en el aspecto romántico (destaco a Cress y Thorne por su crecimiento, y a Cinder y Kai porque son mis baes), sino
por las amistades que se forjan. Cinder e Iko, Cinder y Thorne, Winter y Scarlet… Cada una de ellas es preciosa y tiene sus momentos. Son verosímiles: cuando Cinder duda, allí están Iko y Thorne para apoyarla.
También me encanta el worldbuilding, sobre todo el de este libro. Conocemos más de Luna y su gente, el palacio, Artemisia, los sectores exteriores, los túneles, la tecnología, la economía, etc.
Tenemos una visión completa, y ha sido fantástico cómo la autora nos ha llevado desde Nueva Beijing hasta el lugar en el que todo comenzó *wink*.
Aplausos también para el juego de tonos de esta novela. A diferencia de los anteriores,
Winter por momentos es muy oscuro, sobre todo cuando aparece Levana, lo que es comprensible si hemos leído
Fairest. Aunque
no por ello Meyer se olvida de la comicidad característica de Iko y Thorne, o del tono magnánimo de Kai y Torin. En este sentido, Meyer hace malabares y no nos satura mientras construye un final de saga perfecto.
Sobre el mismísimo final, nada que decir. Cierra como debe ser. Coge los hilos argumentales más importantes, los remata y deja algunas cosas abiertas en aras del futuro de las situaciones que se gestan.
Los últimos capítulos son a la usanza de los cuentos de hadas, adecuados para una saga inspirada en ellos.
Conclusión
Lloro. No quería que se terminara. Por suerte tenemos
Stars Above. Y las novelas gráficas.
PD: Sorry, pero he olvidado cualquier punto flaco de la novela. Todo fue tan alucinante que no pude centrarme en eso.
Sobre la autora
Marissa Meyer vive en Tacoma, Washington, con su marido y dos gatos. Dice tener una obsesión con los libros y la escritura y que le encanta viajar por carretera, catar buenos vinos y coleccionar antigüedades.
Cinder es su primera novela, con la que da inicio a la saga de las Crónicas Lunares.
*Créditos de la primera imagen aquí. La segunda corresponde a las guardas de Fairest, y la he obtenido de aquí*