Edición: Ediciones B, 2010
Páginas: 300
ISBN: 9788466645317
Samuel Johnson tiene un montón de problemas. Su padre se preocupa más del coche que de la familia, su madre se siente sola y únicamente su perro, Boswell, lo comprende de veras.Ah, y por si esto fuera poco, los Abernathy, sus estrambóticos vecinos, están a punto de abrir las puertas del infierno sin saberlo. Samuel puede impedirlo, pero nadie va a creerle, y el tiempo corre...De pronto, el destino de la humanidad está en manos del pequeño Samuel, de un perro aún más pequeño y de un demonio muy desafortunado llamado Nurd.En esta novela rebosante de imaginación, John Connolly, celebrado autor de novela policíaca, ofrece a los niños ―y a los adultos que se atrevan a internarse en este mágico mundo― una historia imposible de soltar.
Sobre el autor
John Connolly (Dublín, 1968), estudió filología inglesa en el Trinity College de Dublín y periodismo en la Dublin City University. Colabora en el periódico Irish Times. Es muy conocido por su serie de novelas policíacas protagonizadas por Charlie Parker: Todo lo que muere, El poder de las tinieblas, Perfil asesino, El camino blanco, El ángel negro, Los atormentados, Los hombres de la guadaña y Los amantes, elogiadas por la crítica y que le han merecido diversos premios. Tras la exitosa El libro de las cosas perdidas, ésta es su segunda incursión en la novela juvenil.
Este simpático libro lo adquirí en una feria, en Mendoza. Estaba oculto por una serie de otros títulos (a precio regalado todos ellos). Mientras curioseaba, éste llamó mi atención de reojo. Con una sinopsis un tanto infantil, estaba a punto de dejarlo a un lado, cuando me dije “¿por qué no?”. Así que lo eché al “carrito de compras”.
Mientras pasaban los días, me hacía ojitos desde mi estantería. Lo tomé, lo leí, y lo devoré.
Comentario personal
Samuel Johnson es un niño poco común. Digámoslo con todas sus letras: es raro. Y su perro, Boswell, lo es todavía más. No por nada, su vecino, el señor Abernathy, se sorprende cuando ve al niño y a su mascota declamando truco o trato frente a su casa 2 días antes de Halloween. Samuel ha decidido adelantarse, así le llevará ventaja al resto. Su lógica es aplastante. Pero su vecino no lo ve de esa manera, y lo echa de su hogar sin ningún miramiento. Lamentablemente el pequeño, sin quererlo, es testigo de los entretenimientos de la señora Abernathy, lo que tiene como consecuencia que un pequeño círculo de luz azul haga aparición en el sótano de sus vecinos. Nada bueno saldrá de ello.
No sé si lo adecuado sea clasificar a este libro como infantil, tal y como alude la sinopsis. Sí, tiene elementos de ese tipo, pero también aborda temas que no son tan infantiles. ¿Cómo cuáles? Pues se nos explica, por ejemplo, el origen del universo, las teorías de los agujeros negros, los agujeros de gusanos y el puente Einstein-Rosen, y nos cuentan el funcionamiento del Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés). ¿Acaso estos tópicos atraen a un niño? Bueno, el mismo Samuel y su amiga María tienen brillantes cabecitas, así que los comprenden, tal vez no a la perfección, pero algo es algo.
El entorno de Samuel es bastante inestable debido al abandono de su padre, sin embargo, no es un héroe melancólico y desanimado. Para nada. Samuel tiene agallas y las demuestra siempre. Sufre una gran apertura de ojos hacia el final de historia, y allí se nos desvela su crecimiento como personaje. Algo similar ocurre con su madre, que pasa de ser una mujer arrinconada por el temor, a una madre que defiende a su hijo y aprende a admirarlo.
Pero hay personajes todavía más simpáticos. Debo destacar a Nurd, un muy cordial y simpático demonio. El Gran Malevolente (sí, así le llama el autor, aunque nos presentan sus otros nombres de igual manera) es una entidad presente a lo largo de todo el libro, pero es en las últimas páginas donde hace su aparición magistral.
La narración es muy entretenida. Desde el título de los capítulos, hasta las cómicas e instructivas notas a pie de página que más de una carcajada me provocaron. Por supuesto, el ritmo acelera poco a poco, sin dejar nunca de mostrarnos distintas perspectivas, un acierto en toda regla.
Conclusión
Si tuviera que elegir un personaje, me quedo con el perro, Boswell. Pero es que... ¡qué perro! Se luce siempre que puede.
El autor ha sabido coger su experiencia como escritor de novelas policíacas para endorsarnos una historia sazonada con altas dosis de humor, amistad y valor.
Las puertas del infierno resulta ser un libro altamente recomendado para todo aquel que quiera pasar un buen rato, reírse de algunas payasadas ajenas y de paso, culturizarse sobre temas tan variados como los misterios del universo, el origen de algunos apodos, o por qué La divina comedia se llama así.