Por eso, considero que mantener a flote el blog durante el 2015 es algo digno de una medalla. No se resintió tanto como en su primer año (el 2012 la culpa la tuvo un concurso de arquitectura que me liquidó física y psicológicamente), así que puedo decir orgullosamente que Libros y Misterios sigue vigente.
Los que sí sufrieron fueron las lecturas y los retos. No se rían, pero con suerte completé mi propio desafío
Del desafío Libros musicales me faltaron 2 notas. Around the world fue un fracaso absoluto, sobre todo porque una parte del reto requería marcar los lugares en un mapa virtual y yo, obviamente, no me daba ese trabajo. El de Libros de colores lo completé fácilmente, igual que los años anteriores. Por otro lado, el Desempolvando libros fue otro fracaso porque los pendientes siguen acumulándose, aunque ya tomé medidas más extremas. Read it también fue un desastre. Las lecturas en inglés requieren más tiempo y esfuerzo, considerando que mi nivel en el idioma no es alto, así que sí, seguiré leyendo en inglés, pero a mi ritmo.
Con respecto a las lecturas, pues Goodreads me informa que también fracasé (¡sorpresa!), pero eso no significa que haya sido un mal año. Al contrario, leí variado, y hubo algunos libros que vale la pena mencionar en este recuento.
Este 2015 me reencontré con Jane Austen. Emma me dejó un buen sabor, casi al mismo nivel de Sentido y sensibilidad. (Orgullo y prejuicio sigue siendo mi favorito, aunque una relectura podría cambiar esa percepción). La protagonista fue todo un espectáculo y me divirtió hasta la última página.
Por otro lado, leí Ruinas, la conclusión de la trilogía Partials, y bueno, me declaro fan de Dan Wells. Me van a disculpar muchos autores de literatura juvenil, pero deberían pedirle a Wells una clase de cómo ambientar y construir una historia
Este fue el año de las buenas novelas contemporáneas. Quizá el premio más grande se lo lleve To all the boys I’ve loved before, pues, si bien no es perfecto, es un libro que me impactó. Nunca pensé que me gustaría algo tan juvenil (disculpen la expresión, pero si leyeron la reseña saben a qué me refiero). Te daría el mundo fue una lectura redonda, emocional, la historia de dos hermanos que me mantuvo atrapada desde el principio hasta el final a pesar de lo plano que pudiera parecer su argumento. Sin embargo, la que supera a las dos anteriores, y por mucho, es Amy & Roger’s Epic Detour. El formato, los personajes, la narración, el road-trip… Tiene muchos elementos que funcionan bien juntos, y que proponen algo fresco y divertido, a la vez que ahonda en dramas realistas. Morgan Matson está en ese escalón que podría convertirla en una de mis autoras juveniles favoritas… aunque debo corroborarlo con otro libro suyo.
Las novelas históricas tampoco se quedaron atrás. Memorias de una geisha fue un libro para sufrir, ambientado en una de las culturas que siempre me ha llamado la atención. Maus es un peso pesado por su cuota de realismo; su aspecto biográfico le confiere una calidad insuperable. Sin embargo, cuando se trata de emoción, debo elegir La luz que no puedes ver. Este libro me tuvo con el alma en vilo durante todas sus páginas. El estilo de Anthony Doerr es absolutamente precioso. Me hizo sufrir desde el principio hasta el mismísimo final, preguntándome qué pretendía con los pobres personajes.
Pero no puedo mencionar solo lo bueno, no señor. Porque debo desquitarme nuevamente, y decir que Anna Karenina fue ese libro que echó a perder mi año. Ese clásico que muchos aman y que yo odié. Anna Karenina con todos sus absurdos, con su romance poco creíble y Lievin. Un final para Rachel también fue otro bodrio. No me he animado a ver la película porque el recuerdo de la decepción es un grande aún. Y Angelopolis… Un libro que ansiaba leer, considerando lo espectacular que fue Angelology, pero que resultó ser un ejercicio mal ejecutado, lleno de defectos; una continuación que no le hizo justicia a su predecesor.
¿Qué espero del 2016?
Lo primero es que mi pila de pendientes llegue a cero. Últimamente me he estado sintiendo culpable porque compro libros y luego se quedan allí, olvidados. Así que el 2016 será el año de leer pendientes. Todos.También haré lo posible porque continuar publicando regularmente en el blog (dentro de lo posible), interactuar con los que me visitan, y con seguridad comentaré más en los blogs amigos.
Pretendo organizar nuevamente el Desafío Curioso, y tengo fe en que mucha gente se entusiasme otra vez con él.
Espero seguir reuniéndome con los blogueros de la zona, y disfrutar de nuestras conversaciones alocadas sobre libros y la vida.
Quiero rastrear a gente que sea de la comunidad bookstagrammer en español, porque creo que es una plataforma que podría tener buena acogida en un futuro.
Voy a dedicarle más tiempo a la escritura. Quiero retomar mis historias, sobre todo la que fue mi tabla de salvación en mi peor momento. También quiero terminar uno de mis proyectos autoconclusivos y ver la posibilidad de enviarlo a editoriales o participar en un concurso literario. Nunca se sabe.
Y, sobre todo, espero leer mucho. Clásicos, novelas juveniles, históricas, romance, terror, mi amada Agatha Christie, el pendiente tío King, mi querido y olvidado Jules Verne, Canción de hielo y fuego, las comedias de Shakespeare, Wilde, Fitzgerald, Cortázar y su Rayuela, etcétera.
Desde ya, deseo que su 2016 sea todo lo que esperan y que sigamos compartiendo esta pasión: la lectura.
Un abrazo, y gracias por acompañarme este 2015.