Trilogía del Ganador #2 (de 3)
Plataforma Neo · 2016
390 páginas
ISBN 9788416620432
La maldición del ganador · El crimen del ganador · El beso del ganador
La boda de un miembro de la realeza es el sueño de muchas chicas. Implica una celebración tras otra: bailes, fuegos artificiales y diversión hasta el amanecer. Pero para Kestrel significa vivir en una jaula en la que ella misma se ha metido.
A medida que se aproxima la fecha de la boda, anhela contarle a Arin la verdad sobre su compromiso: que accedió a casarse con el príncipe heredero para que él pudiera ser libre. Pero, ¿puede confiar en él? ¿Acaso puede confiar en sí misma?
Kestrel está convirtiéndose en una maestra del engaño. Ha empezado a hacer de espía en la corte. Si la descubren, su país la considerará una traidora. Sin embargo, debe encontrar el modo de cambiar su despiadado mundo… y, en el proceso, está a punto de descubrir un espeluznante secreto.
Comentario personal
A pesar de que había leído La maldición del ganador hacía bastantes meses, fue sencillo volver a sumergirse en la historia de Kestrel, la hija del general Trajan, una chica que cuestiona su lugar en el mundo y el porqué de las cosas.Es este personaje el que más me atrapó desde el principio, el que ganó mi simpatía y el que (espero) salga del tremendo embrollo en el que se ha metido. Tanto Kestrel como Arin están atrapados producto de sus propias mentiras durante este segundo libro, las cuales ellos mismos han decidido contar, y puesto que viven en un mundo cruel y despiadado que impide que se puedan sincerar, asistimos a una historia capaz de causar ansiedad al lector más paciente (sobre todo en sus últimas cien páginas), pero de una buena manera, ojo. Porque lo único que quieres durante toda la novela es que se confiesen el uno a la otra PERO YA, lo que claramente no ocurre o no sería una trilogía (no es un spoiler).
Esto es indigno de ti. ¿No te avergüenza la futilidad de tu vida? ¿No te sientes vacía?
Como personaje, Kestrel es conflictiva y genera sentimientos encontrados. Es noble y tiene un buen corazón; no obstante, el miedo y el terror que siente hacia el emperador le impiden tomar decisiones trascendentales y eso es lo que causa que el lector le tenga piedad a esta chica que, en apariencia, parece tan fría, indiferente y despiadada como sus compatriotas.
Arin es su contraparte, pues a diferencia de Kestrel, es demasiado arriesgado, y hasta a veces cae en lo absurdo producto de su osadía. Se gana la simpatía del lector porque es demasiado bueno para su propio bien, y en ocasiones comete errores garrafales a causa de esa bondad innata.
Has cambiado, Kestrel. Ya no sé quién eres. Ni quiero saberlo.
Por otra parte, se introducen varios personajes destacados, pero sobresalen notoriamente Verex y Roshar, quienes a su vez actúan como cómplices de cada bando (llámese Kestrel y Arin), lo que ayuda a complementar este mundo que en el primer libro se sentía un tantito flojo. Rutkoski entrega más información y nos presenta nuevas tierras y reinos, que antes sólo se habían mencionado, con sus respectivas costumbres y creencias. Punto para ella.
Temía que esta segunda parte decayera, sin embargo, a mis ojos es incluso mejor que La maldición del ganador. Tiene más tira y afloja entre los personajes principales (y unas escenas que llenan los ojos de lágrimas), intrigas palaciegas, espionaje, viajes, y un final que rompe el corazón y te obliga a cuestionar los lazos y las relaciones humanas.
Bravo, Marie Rutkoski.
Ahora sabía que renunciar a algo era que te lo arrebataran.