Las naves de la magia ~ Robin Hobb

Ship of Magic ∙ Robin Hobb
Las leyes del mar #1 (de 3)
Plaza & Janés ∙ 2015
752 páginas
ISBN 9786073132190
Las naves de la magia ∙ Las naves de la locura ∙ Las naves del destino

En una lejana costa al sur de los Seis Ducados se encuentra el Mitonar, un centro de comercio exótico y hogar de una nobleza mercante famosa por sus barcos vivientes construidos con tronconjuro, una madera mágica y una de las mercancías más preciadas del mundo. Se trata de barcos que maduran hasta alcanzar un estado de autoconciencia y generan lazos afectivos con sus dueños.
Vivacia es una de estas naves, que pertenece a los Vestrit, una de las más antiguas familias del Mitonar. Para Althea Vestrit, el barco es su legítima herencia que le ha sido negada. Pero para Wintrow, su sobrino, es una condena perpetua, pues ha sido obligado a interrumpir sus estudios religiosos para servir a bordo.
Althea hará todo lo posible por recuperar su barco, amenazada por la presencia de un extraño que tratará de hacerse con el poder de todos los habitantes de las Islas Piratas.

Comentario personal

ROBIN HOBB, MAESTRA. Ya, lo dije. Lo siento, pero tenía que decirlo.

Ahora vamos en serio con esta reseña.

Las naves de la magia es un hermoso tocho muy bien escrito. Cuenta la historia de los Vestrit, mercaderes del Mitonar, y su nave viviente Vivacia. Muchas naves del Mitonar son seres vivos pues están construidas con tronconjuro, una madera que permite avivarlas cuando mueren miembros de su familia en ellas (nada muy creepy, se los aseguro).

Sin embargo, los Vestrit están cerca de la bancarrota porque Ephron Vestrit, el padre de Althea, se negó a comerciar con los productos de los Territorios Pluviales. Así que los Vestrit se resignan a comerciar otras mercancías con menos beneficios, hasta que están a punto de perderlo todo. Con la persuasión de su esposa Ronica, Ephron acaba heredándole el barco a su hija mayor, Keffria, y no a Althea, quien ya ha forjado un vínculo con Vivacia. Kyle, esposo de Keffria, es quien lo capitaneará, pero ha decidido que Wintrow, su hijo prometido como sacerdote de Sa, sea el compañero de Vivacia a bordo.

Es así que empiezan las desventuras de Althea y Wintrow: los dos alejados de lo que aman (una, su barco; el otro, el sacerdocio) y forzados a pasar penurias. Las naves de la magia se centra en los sueños y objetivos de sus personajes, y en cómo el destino se resiste a darles lo que quieren. Leemos una y otra vez cómo escogen un camino y este se tuerce para alejarlos de su meta. A veces, es cosa de mala suerte; en otras ocasiones, se debe a decisiones estúpidas e ilusas.

Había batido a los Otros en su propio juego. Se había impuesto su suerte, como siempre; el caro amuleto de su muñeca se había avivado y había demostrado lo que valía. Y lo mejor de todo, tenía el oráculo de los Otros para investir sus ambiciones con el manto de la profecía. Sería el primer Rey de las Islas Piratas.

Sin embargo, Althea y Wintrow no son los únicos personajes a los que seguimos la pista. Si algo caracteriza a Las naves de la magia son los múltiples puntos de vista, que nos enseñan diferentes situaciones desarrollándose en las Orillas Malditas.

Tenemos a la familia Haven, los parientes inmediatos de los Vestrit, cada uno más insoportable que el otro. Kyle Haven es el gran antagonista, un cabrón de primera, quien propicia todo el desastre y al que conocemos a través de Wintrow, su hijo.

Su esposa Keffria, su hija Malta y su suegra Ronica Vestrit componen otro punto de vista. Estas tres mujeres tienen que lidiar con lo que se cuece en el Mitonar, a la vez que Malta hace de las suyas. Qué personaje tan odioso. Si Kyle está en mi lista de personajes más repudiables, Malta no se queda atrás con sus caprichos y sus manipulaciones. Digna hija de su padre. Gracias a Ronica conocemos un poco sobre el acuerdo para construir a Vivacia que vincula a los Vestrit con una familia de los Territorios Pluviales, y quedan muchas interrogantes que resolver al respecto.

Althea y Brashen van casi de la mano. Aquella, la hija desheredada; este, el segundo de a bordo despedido del Vivacia. Ambos se conocen hace años, pero ninguno confía en el otro. Si hay algo que debo criticarle a esta novela es que el punto de vista de Althea es muy reducido con respecto al de Wintrow, y en mi opinión, debería ser igual, sino es que mayor.

Dechado, una nao rediviva demente también tiene mucho que aportar, sobre todo cuando se cruza con Ámbar, quizá el personaje más intrigante de todos.

Y por último, tenemos a dos componentes en juego que aderezan esta historia y que pueden poner en jaque a todos los personajes: el capitán Kennit y las serpientes. Kennit es un pirata ambicioso y no se detendrá ante nada con tal de obtener lo que quiere. A pesar de sus cualidades poco deseables, es un personaje muy carismático y en ningún momento le cogí manía (esa está destinada a Kyle). Las serpientes, por otro lado, aparecen en contadas ocasiones pero cada intervención está teñida de misterio y amenaza. Sus partes son las más complicadas de leer: se expresan de una manera muy peculiar.

Muchas, naturalmente, despotrican y reniegan de la tela que les ha tejido el destino, pero aun así la toman y se la ponen, y la mayoría la viste hasta el fin de sus días. Tú… tú preferirías adentrarte desnuda en la tormenta.

Quizá me he explayado con respecto a los personajes, pero es que en este libro hechos, personajes y mundo se entrelazan de una manera casi perfecta. Es innegable que al principio el lector se siente desorientado, porque la autora nos zambulle en una historia con muchos matices, sin embargo, con pocas páginas uno empieza a situarse y a especular sobre qué ocurrirá con Althea, Wintrow y compañía.

Está demás decir que me vi tan absorbida por esta novela que trasnoché un montón hasta que la terminé. Los puntos de vista se conectan tan bien que uno no puede dejar de leer hasta saber qué está ocurriendo con el siguiente personaje (Hobb establece cierta secuencia). Además, la ambientación es muy interesante. Barcos que viven, y que, al parecer, son algo más… Un río y una isla con habitantes de lo más extraños. ¡Vendido! Hay mucho más, obviamente; tienen que leerlo para averiguarlo.

El final peca de apresurado y carente de emoción, pero creo que la autora está guardando sus mejores cartas para los libros siguientes, porque Las naves de la magia es una introducción suculenta que promete, y mucho.

Conclusión

Si quieren vivir una aventura a bordo de un barco viviente, lean Las naves de la magia. No se arrepentirán. ¡Menudo libro!

Sobre la autora

Robin Hobb es el segundo heterónimo de Margaret Ogden, bajo el cual cultiva los géneros de fantasía épica medieval y ciencia ficción. Durante su infancia en California leyó vorazmente literatura medieval, convirtiéndose ésta en una presencia indeleble en su obra. Contrajo matrimonio a los 18 años y se mudó a una pequeña isla en la costa de Alaska. Desde ahí comenzó su carrera literaria escribiendo relatos para revistas infantiles. Su debut literario en el género fantástico fue en 1995, año en que publicó con gran éxito Aprendiz de asesino.

Página web

*Mapa extraído de la página web de la autora*

Gracias a Penguin Random House por el ejemplar para esta reseña.