Las leyes del mar #3 (de 3)
Plaza & Janés ∙ 2016
832 páginas
ISBN 9786073135306
Las naves de la magia ∙ Las naves de la locura ∙ Las naves del destino
El Mitonar se encuentra en guerra, frente a la amenaza de los mercenarios que acechan su costa. Ronica Vestrit, matriarca de su clan, quien fuera acusada de traición, convocará a los ciudadanos -a pesar de sus añejos desacuerdos- para detener el inminente desastre. Mientras tanto Althea, reunida una vez más con Brashen y a bordo de un restaurado Dechado, navega los mares en busca de Vivacia, su propia nave rediviva. Cada vez más cerca de su objetivo, deberán enfrentarse al incansable pirata Kennit, cuyo poder alcanza ya niveles insospechados.
Pero cuando el secreto de los barcos vivientes es finalmente desvelado, surgen otras complicaciones para Althea y los Vestrit. Esta inesperada verdad pondrá en peligro a Vivacia y a todos los que la aman, incluyendo al joven Wintrow, cuya vida ya pende de un hilo...
Comentario personal
He tratado de reponerme, pero no he podido. Así que disculpen cualquier incoherencia que encuentren en esta reseña; es fruto de una fangirl que sufre porque concluyó una de las mejores trilogías que ha tenido el gusto de leer durante el último tiempo. Y bueno, es definitivo: Robin Hobb se corona como una de mis autoras favoritas.
El Mitonar que había conocido había desaparecido para no volver. Si todo iba a perecer, podía ser que lo mejor fuera morir con ello.
Quiero empezar esta reseña repitiendo la cita del Library Journal que viene en la banda promocional. “Hobb tiene una habilidad extraordinaria para desarrollar personajes complejos. Incluso sus villanos crean empatía con el lector. Esta fantasía exótica y fuera de lo común debería estar en todas las bibliotecas”. Amén.
Las naves del destino aprovecha cada página para componer una obra maestra en la que todos los personajes tendrán un papel fundamental. Héroes, antihéroes y villanos darán todo de sí para resolver los conflictos planteados en los libros anteriores. Y vamos, que no quedé decepcionada. Los dos enfrentamientos más potentes de Las naves del destino son escenas que tocan la fibra del lector, en las que uno puede sentir el miedo, la preocupación y la desesperación de todos los implicados.
Nuevamente, a través de diferentes puntos de vista sabemos lo que ocurre en el Mitonar, Casárbol y las Orillas Malditas. Este libro tiene un equilibrio mucho más cuidado; cada voz tiene casi el mismo peso que las demás, compensando la lectura de aquellos personajes que no se han ganado nuestra simpatía (en mi caso, Serilla y Wintrow).
Sin embargo, más allá de eso, llegamos a ese punto en que no importa lo que nos cuente la autora, todo tiene importancia y captura nuestra atención. Los conflictos entre mercaderes en el Mitonar, la aparición de Tintaglia en los Territorios Pluviales, la travesía de Althea para encontrar a la Vivacia, los planes de Kennit para consolidar su posición como rey de los piratas… No perdemos el interés, y por eso esta lectura en ningún momento se hace cuesta arriba ni supone un esfuerzo. Sus más de ochocientas páginas son suficientes para cerrar las tramas de los personajes principales, y quedan un par de asuntos sin resolver que, es más que seguro, se explorarán en The Tawny Man y The Rain Wild Chronicles.
La verdad detrás del tronconjuro y sus propiedades sobrenaturales fue explicada levemente en el libro anterior, pero toma especial relevancia en este debido a un nuevo personaje, Tintaglia, que será importantísimo en el desarrollo de varios acontecimientos.
No sólo eso, gracias a Tintaglia y sus lazos con Reyn, Malta y Selden averiguamos más cosas de los Vetulus, aquellos seres mitológicos que son protagonistas de leyendas y que le dan nombre a la gran saga de la que forma parte esta trilogía. Me ha encantado cómo Hobb nos da vistazos a un pasado remoto que, a su vez, es trasfondo de la historia protagonizada por Traspié.
No. No después de todos estos años de represión, de silencio, y de inmovilidad. No moriré. Si esta ha de ser la única vida que podemos vivir, entonces tendremos que vivirla. Cálmate, pequeña esclava. Comparte esta vida conmigo, ¡o no vivas ninguna vida en absoluto!
Las naves del destino también supone la transformación del mundo conocido por fuerzas más allá de la comprensión de los humanos. A lo largo del libro vamos presenciando las distintas posturas que cogen los personajes, y su aceptación del destino construido (nunca impuesto, según Ámbar) y de la realidad. Wintrow ya no puede negar la verdad, y tampoco Althea.
Sin embargo, si hay algo de lo que me debo quejar, es que uno de mis personajes favoritos es el más perjudicado en la repartición de la torta. Aquí voy con spoiler porque necesito desahogarme.
SPOILER ¡Mi querida Althea es la que sale perdiendo! ¿Por qué, Robin? ¿Por qué te ensañaste con ella? ¡Si hasta Wintrow consigue su final feliz! Que sí, que entiendo el cambio de Vivacia después de adquirir su personalidad propia, y de Althea, que no quiere renunciar a Brashen, pero ¿por qué Vivacia tenía que validar una promesa hecha al maldito de Kennit? ¡Althea debía recuperar a Vivacia! ¡No debía renunciar a ella! Lloro. FIN SPOILER
No sé cómo concluir esta reseña. Podría hablarles de muchas cosas más: el crecimiento de Malta, el nuevo papel de Keffria, toda la trama de Dechado, el significado de los barcos vivientes, la nueva sociedad del Mitonar, Tintaglia, los Territorios Pluviales, Kennit, etcétera, etcétera. Pero me pasaría horas y horas escribiendo, y esa no es la idea. Basta decir que Las leyes del mar es una trilogía que pretendo releer en un futuro, y que recordaré con mucho cariño por abrirme las puertas a un mundo fantástico tan rico y único.
Conclusión
MA-RA-VI-LLO-SO. Robin Hobb, te pasaste. Gracias por esto. Te quiero.PD: ¡ÁMBAR! *chillido*
Sobre la autora
Robin Hobb es el segundo heterónimo de Margaret Ogden, bajo el cual cultiva los géneros de fantasía épica medieval y ciencia ficción. Durante su infancia en California leyó vorazmente literatura medieval, convirtiéndose ésta en una presencia indeleble en su obra. Contrajo matrimonio a los 18 años y se mudó a una pequeña isla en la costa de Alaska. Desde ahí comenzó su carrera literaria escribiendo relatos para revistas infantiles. Su debut literario en el género fantástico fue en 1995, año en que publicó con gran éxito Aprendiz de asesino.
Gracias a Penguin Random House por el ejemplar para esta reseña.
Ay Bárbara, leo tu reseña y siento el fangirlismo fluir por mis venas. De verdad, me alegra que hayas disfrutado muchísimo esta trilogía y te haya hecho pasar horas felices, a pesar del estrés en el trabajo. Asimismo, ya sabes que tengo apuntadísima a la autora y espero en un futuro cercano, conseguir algo suyo.
ResponderEliminarTe mando un beso enorme y espero que tengas una hermosa semana ♥
Pero qué edición más mona!!!!
ResponderEliminarBesotes
Hola :)
ResponderEliminarNo soy tan fan de este género y actualmente no estoy leyendo libros con continuaciones pero si lo recomiendas tanto debo leer esta saga eventualmente, suena interesante y aventurera.
Soy nueva por aquí, ya te sigo.
abrazos ( de oso )